Hay varios tipos de errores que uno comete cuando está sumando. Generalmente, no los descubre hasta que, después de revisado varias veces, aquello que sumaba aparece publicado en algún sitio. El primer tipo de error es el causante de que los datos de una columna no cuadren con el resultado. Se mire como se mire, error humano que inspira indulgencia. Los errores que me traen de cabeza últimamente son otros. Se refieren a tablas de datos que no pueden compararse con otras generadas en circunstancias similares ni con los resultados u objetivos que pretendían justificar.
Aparentemente, sumar es bastante fácil: 2 + 2 = 4. Si nos acercamos un poco más la cosa no es tan sencilla. Un vistazo a la entrada en la wikipedia sobre la suma nos convencerá de lo mucho que se puede profundizar en este noble arte. No todas las sumas se resuelven con los dedos.
En el colegio solían decir que no se pueden juntar peras con manzanas. ¿Seguro que no? 2 peras + 3 manzanas = 5 piezas de fruta. El frutero lleno puede estarlo de peras, manzanas, plátanos… También puede haber algún tomate, una zanahoria, unas nueces… según la definición que estemos manejando, podrían no ser «fruta». Incluso puede que esté allí, esperando a ser repuesto en su sitio, el tirador que se calló de la puerta del armario. Y eso ya no es un alimento. Pero venden unos tiradores muy monos con forma de cosas que se comen.
Así pues, en el común de las situaciones, la cosa no está tanto en la operación como en los factores que la rodean. Si nos interesase ser un poco más metódicos o precisos, mediante sencillas técnicas, podríamos asegurarnos que, independientemente de los dedos de la persona que ejecute la suma, el resultado sea siempre el mismo. Algunas veces ocurre, curiosamente, que el resultado varía, todo lo demás constante, en función de los dedos utilizados para realizar la suma.
Otras veces no contamos con las herramientas adecuadas o hay que seguir reglas especiales que no habíamos tenido en cuenta. Incluso hay pequeños trucos que nos pueden ayudar. ¡Qué fantástico invento la multiplicación! aquel recurso para sumar un mismo número una cierta cantidad de veces utilizando menos dedos: 20 + 20 +20 = 20 x 3 = 60.
Y es que, por fácil que nos pareciera, para comprobar el resultado, separar en un rebaño de 635 ovejas la suma de 214 churras y 421 merinas (que, según decían, no se deben mezclar) es posible que venga alguien que nos pregunte si teníamos alguna oveja cartera, que no es una oveja cualquiera.
Pues eso, sumar es fácil. Sobre todo si lo hacemos para autoengañarnos: no hay más que obviar el contexto y pedirle a una mano inocente que ejecute la operación. Mejor si no puede reconocer que no dispone información o recursos suficientes, y, sobre todo, que no pueda cuestionar los resultados. Los números sólo son números ¿le importan a alguien?
5 respuestas a «aprender a sumar»
[…] se pueden sumar peras y manzanas. ¿Qué criterios se han escogido para hacer estas comparaciones? ¿Por qué no comparamos el […]
[…] trabajo nos garantizarían la trazabilidad a los datos que se nos presentan. Una vez concluido que no sabemos qué sumar en concepto de “greenjob”, no se si es sostenible seguir publicando estudios sobre el […]
[…] En fin… mientras podamos hacernos trampas al solitario seguiremos sin aprender a sumar. […]
[…] pues, parece que el plan es un nuevo argumento para justificar estadísticamente que no vamos a hacer nada para resolver el problema: nos sobra basura. ¿Has hecho algo por evitar […]
[…] cosas, sin salir del informe anual de Ecoembes, se ponen complicadas. Parece que estamos mezclando cosas que no deberíamos sumar juntas. Pero todavía hay […]