Visto que estoy monotemático, igual debería plantearme cambiar el nombre al blog y llamarlo «Alberto monta en bici» o algo así… El caso es que, a pesar de todo, hoy ha sido mi noveno día de ir y volver hasta el centro de trabajo en mi nuevo medio de transporte. A estos desplazamientos tengo que añadir otros tres más, con lo que llevo 24 viajes, todavía lejos de amortizar, en términos monetarios, la inversión inicial.
La ilusión de niño chico del primer día ha ido dejando paso a otras sensaciones. No es lo mismo que estar de vacaciones pedaleando alguna Vía Verde, pero se lleva bastante bien.
El día ha amanecido algo más fresco. Una tregua así en pleno agosto permite disfrutar de un Madrid a primera hora en el que las apariencias engañan al ciclista. Acudir al trabajo se convierte en un baile, al ritmo que marcan los semáforos, las paradas del autobús, los taxistas cogiendo o dejando pasajeros y los camiones y las furgonetas en operaciones de carga y descarga. La luz ilumina calles tranquilas, con sus aceras recién puestas, haciendo que los edificios muestren su cara más amable. Los guiris fotografían una Plaza de España desierta que no existe más que en el cambio de turno: ese en el que los trasnochadores acaban de dejarla libre y los madrugadores están a punto de ocuparla.
El tránsito por el parque de El Retiro se está empezando a convertir en imprescindible. Difícil renunciar a él o sustituirlo por las escaleras mecánicas. Una pena comprobar in situ la defoliación estival de los castaños de indias.
A pesar de que en mi entorno esto de ir en bici parece una proeza que roza lo heroico, cada día me encuentro con varios ciclistas, tanto al ir como al volver, entre 10 y 20 en el total del recorrido.
Al que no me he cruzado todavía es a Miguel Sebastián. Supongo que una persona con sus responsabilidades entrará antes y saldrá más tarde que yo del curro. No pierdo la esperanza, seguro que, para dar ejemplo, él también se mueve en bicicleta. Cualquier día nos vemos en un semáforo y compartimos algunas ideas para incentivar el uso de la bicicleta como medio de transporte urbano. Mientras, con vuestro permiso, las iré anotando por aquí.
6 respuestas a «En bici al curro: noveno día»
El último párrafo es irónico, ¿verdad? Porque si no, deberías seguir mi consejo y adquirir las vitaminas, proteínas y oligoelementos propios de una merienda…
¿irónico? no, ingenuo, que no me hago a la idea de lo de los reyes magos. ¿Puedo seguir creyendo hasta los 30?
Sano ejercicio. Yo mañana empiezo mi río Duero, ida y vuelta particular desde Duruelo de la Sierra.
Cuidate del tráfico motorizado.
Saludos.
Gracias Julen, me cuidaré todo lo que pueda del tráfico motorizado.
Disfruta de las tierras de Castilla.
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