Ha sido el viento. Ha podido conmigo.
El lunes y el martes estuve haciéndome el machote. Que si dando pedales no se pasa frío, que si cuatro gotas no estorban… pero la vuelta a casa se me hizo muy cuesta arriba.
No sólo la subida Marques de Corbera – Francisco Villaespesa – Ascao. También los dos autobuses del 28 entre los que me quedé pillado y sus humos. Pero sobre todo el aire: frío y en contra.
Todos los elementos confabulando son muchos elementos. Si se me hubiese ocurrido dejarme llevar tampoco hubiese llegado a ninguna parte.
Me tomo unas vacaciones como ciclista urbano. Al menos por el resto de la semana (seguramente incluyendo la convocatoria bicicrítica de esta tarde) y posiblemente la próxima. Salvo que Mónica López y Jacob Petrus pronostiquen lo contrario.