No suelo escribir de cacharros ni marcas, para eso están otros a los que las marcas pagan (en ca$h o en especie) por publicitarlos con la excusa de una opinión personal, incluso, en ocasiones, de manera transparente… pero hoy me anima a hacerlo la reflexión de Matthew Wheeland sobre el iPad.
El nuevo aparatejo, como otros tantos en el mercado, ha sido anunciado como verde: consume poca energía, no contiene contaminantes con mala fama, es bastante reciclable, es conforme a la política ambiental del fabricante… ¿Será ecológico? Buscaremos el catálogo de la etiqueta ecológica, a ver qué encontramos. Pero la pregunta es ¿ayudan estos cacharros verdes a salvar el planeta? No, claro no.
Su fabricación supone un elevado impacto ambiental si consideramos el ciclo de vida completo, desde la extracción de materias primas hasta su destino final, una vez agotada su vida útil, incluyendo los transportes que ocurren en las etapas intermedias. Adicionalmente este cacharro no viene a sustituir otros dispositivos que ya tengamos, si no que complementa nuestra cesta de cosas que sirven para funciones similares, creando una nueva necesidad a cubrir sobre un montón de cosas con las que ya estábamos impactando sobre nuestro entorno. De la obsolescencia programada y la necesidad de reemplazo mejor no hablamos…
De todos modos, que conste que si me envían algo gratis yo hago una de esas maravillosas entradas con fotos del desempaquetado, contando la ilusión que me hace recibirlo, lo buena que es la marca al hacérmelo llegar desinteresadamente y las bondades del producto… supongo que a mi limitada audiencia otra parida más fuera de contexto no le importaría…
3 respuestas a «Verde, pero no va a salvar el planeta.»
[…] La cuestiones a plantearse serían ¿qué es el espíritu olímpico? ¿es necesario montar tanto tinglado alrededor? ¿pintarlo de verde salvará el planeta? […]
[…] Está bien que las empresas se ahorren costes y esclavicen a sus clientes reduciendo el tamaño de los manuales de instrucciones. Es bastante interesante que aporten información sobre el consumo energético de sus productos, incluso que renuncien (en algunos de los productos que ponen al mercado) al uso de ciertos materiales con mala prensa por sus posibles efectos sobre la salud de los consumidores. Pero si lo que intentan es captar clientes sensibilizados con el medio ambiente deberían intentar hacerlo sin insultarles. Desde mi punto de vista, la campaña lo que hace es explotar conciencia ambiental mal informada para vender otro de esos muchos productos verdes que no van a salvar el planeta. […]
[…] Nada de malo, porque está avalado por científicos. Y, como todo el mundo sabe, lo que se demuestra con el método científico va a misa. Pero una cosa es lo que dice el artículo de la Agencia de Medio Ambiente del Reino Unido, y otra muy distinta lo que se publica en las notas de prensa y se divulga por la red. Una estrategia que ya hemos visto, por ejemplo, para vender teléfonos móviles verdes, que no ecológicos. Por no hablar del bosque azul. Y es una triste pena, pero el discurso ambiental en la red está dominado por empresas que nos quieren vender un montón de cosas que no necesitamos como si consumir más fuese a salvar el planeta. […]