A pesar de los últimos nubarrones, los indicadores son claros. Basta con alejarse un poco del gris cemento para comprobarlo.
El narciso es el primer anuncio de la primavera:
y los almendros se empiezan a llenar de flores, con la fugaz visita de alguna abeja, tan tímida que no se deja fotografiar:
No digas que no te lo hemos avisado. Que no te pillemos en mayo cantando aquella de Sabina. Esta vez no va a sucederte a ti.
Nadie te va a robar el mes de abril.