Tenemos hasta título de película, pero hay que volver a René Magritte y su pipa.
Según el estudio “Sociedad en Red 2009″, el éxito de herramientas como Facebook se debe a que permiten agregar servicios y utilidades que resultan de gran interés para los usuarios. Facebook es un un conjunto de aplicaciones informáticas que permiten compartir contenidos… un montón de aplicaciones que, hasta ahora, habían estado distribuidas y ahora se ofrecen a través de una única página web en la que los usuarios se identifican, cuelgan sus fotos y las etiquetan, comentan las de otros usuarios, recomiendan enlaces…
Pero la red social existe fuera de la herramienta. Sí, la herramienta puede ayudar a cohesionar esa red social, ampliarla, agilizar el intercambio de información, relacionarla con otras redes… pero Facebook no deja de ser una herramienta de socialización a través de la que se registran las relaciones entre los distintos usuarios, más allá de la información declarada voluntariamente en su perfil o en la definición del contacto.
¿Neutra? No necesariamente. Facebook es un negocio basado en la publicidad contextual. La herramienta se optimiza constantemente para hacer eso de forma eficaz y eficiente, condicionando las posibilidades y las formas de relación que existen a través de Facebook. 500 millones de usuarios es un mercado tremendo, una masa atractiva para cualquier comerciante. Pero ¿constituyen una red social?