Permitirme que le dedique unas líneas a lo que está ocurriendo en la Puerta del Sol. Eso que las herramientas sociales de Internet llaman #spanisrevolution y los medios de aborregación de masas minoría de violentos antisistema. Basta leer las crónicas de medios independientes para ver que la información que circula por la prensa, radio y televisión es bastante tendenciosa.
¿Antisistema? Sí, claro. El ciudadano de a pié está más que harto de una clase política que vive en un plano de la realidad distinto del que habitamos el común de los mortales. De un sistema que permite a los representantes públicos favorecer a empresas privadas hasta el extremo les contratan para que se completen la pensión vitalicia, en teoría conseguida por defender el interés general, con un sueldo de agradecimiento. Cansados de un sistema que está reduciendo los derechos individuales y destruyendo los servicios públicos para que unos pocos sigan manteniendo sus privilegios medievales. Un sistema que, en campaña electoral, la única información que ofrece sobre las decenas de candidaturas que se presentan a los comicios es el intercambio de insulto entre los líderes de dos de los partidos. Dos partidos que siguen utilizando, como principal herramienta electoral, el miedo que la historia reciente de nuestro país evoca en gran parte de la población con derecho a voto. Un sistema que nos cuela a imputados por corrupción en listas cerradas y nos obliga a elegirlos como representantes públicos. Un sistema lúcidamente descrito por Roberto Saviano en su novela. Un sistema que ha dejado fuera a las personas y se centra únicamente en los movimientos de dinero.
En este escenario, los medios de comunicación siguen desinformando sobre lo que realmente pasa. En lugar de documentar la realidad social siguen, al servicio de los grupos de poder, desacreditando la iniciativa popular y favoreciendo los argumentos electorales del grupo de poder al que representan. Y los políticos se asoman a esos medios a provechar el tirón mediático de la protesta para pescar votos.
Así las cosas, conviene recordar se pide apear del poder a esa clase política que no nos representa. Se pide utilizar la democracia de forma consciente, buscando entre las decenas de listas que se presentan aquellas que estén realmente cercanas al interés de cada individuo. Es cierto que una parte de los manifestantes y simpatizantes piden expresamente que no se vote PP, PSOE o CIU por sus decisiones recientes, tanto como que también hay quienes desean la abstención.
También es interesante recordar que el movimiento es de gente a favor de gente. No hay tendencias, superando la dialéctica izquierda – derecha que los partidos utilizan para dividir a la sociedad, la protesta que desde el 15 de mayo está revolucionando España tiene por objetivo sacar a la gente a la calle, sin mirar colores, ideologías o banderas. No se trata de pequeños grupos de cachorros etarras, como algunos intentan argumentar para sacar tajada en las urnas el próximo 22 de mayo. Vasta recorrer las galerías de fotos que se cuelgan en Internet para encontrarse a un vecino, a un compañero de trabajo o a un amigo en cualquiera de las manifestaciones. ¿Predomina la gente joven? por supuesto, es el colectivo más afectado por el paro y el que más tiene que perder si continúan avanzando los recortes sociales.
Y para no extenderme más hacer alusión a que no se trata de reproducir las movilizaciones de los países árabes. Sería más justo comparar lo que está pasando en España con lo que pasa en Grecia, en Portugal, en Irlanda o en Finlandia. Nuestros vecinos más afectados por la crisis financiera se están levantando contra sus gobiernos para impedir que la mala gestión de sus políticos destroce los logros sociales alcanzados. Pero de eso apenas se habla en los medios de comunicación de masas ¿para evitar que salgamos a protestar a la calle?