El fin de semana pasado hice una visita relámpago a San Sebastián para asistir al concierto de Bon Jovi en esta ciudad. Hasta hoy no he encontrado un rato para escribir de ello y, de paso, darle un poco de envida a Tona Pou. La verdad es que a estas alturas hay crónicas del evento para dar y tomar. Eso sí, algunas están hechas por periodistas que no fueron al concierto y que buscan un poco de atención a cambio de polémica gratuita. En este sentido destacan dos: una en la que se describe una vestimenta que el cantante no lucía y otra en la que se habla de canciones que el grupo no interpretó.
Siempre he dicho que a los conciertos de Bon Jovi me llevan, pero para este tuve que pinchar un poco. La fan tenía ganas de ir pero estaba un poco perezosa. Una oferta tuitera de entradas, frustrada por otra 1.0, fue el detonante definitivo para un viaje de ida y vuelta en autobús con un plan inmejorable: patear San Sebastián, mojarnos los pies en la Playa de la Concha, cenar, ir de concierto, cerrar todos los bares del Casco Viejo y alguna discoteca, paseo por la playa y vuelta a Madrid.
En cuanto al concierto, fue la bomba. Teniendo en cuenta del grupo del que hablamos, casi con decir que duró más de media hora sobre el horario previsto podría resumirlo, pero no fue sólo eso. El despliegue de medios característico, con esas pantallas que convierten cada actuación en un auténtico espectáculo y sin las que, con una pendiente como la del estadio de Anoeta, muchos se quedarían sin ver a sus músicos favoritos. Fue un concierto para seguidores entregados, cargado de temas legendarios y caras B. Bastante equilibrado, si bien en algunos momentos algo tranquilo para lo que he vivido en otros conciertos.
A parte de botar con algunas de las canciones que en estos años han ido escalando puestos en mi lista de favoritas (Raise your hands, Born to be my baby, Have a nice day o We weren’t born to follow) o redescubrir temas míticos como Wild is the wind, lo que más me gustó del concierto fue escuchar en directo, y en la mejor compañía, Always. Según me había comentado la compañera, es una canción bastante aguda que no suelen tocar en los conciertos, porque les machaca bastante la voz. Es más creía que no la escucharía nunca en directo, pero ya me puedo morir tranquilo en lo que a conciertos de Bon Jovi se refiere.