Esta misma tarde toca tertulia sobre el modelo energético. No asistiré, pero viendo la presentación quería aportar un granito de arena con una pregunta ¿quién decide el modelo energético?
En esta presentación aparecen gráficas sobre el uso de cuatro etiquetas #hashtag de twitter en febrero de 2012 (los datos son aproximaciones a vuela pluma de lo que se muestra en las gráficas:
- #pobrezaenergetica: pico de unos 2.200, acumulado de unas 2.500.
- #debateenergéticoya pico de 1.500 menciones, acumulado de unas 6.000.
- #paronrenovables: sin picos destacables pero con continuidad superior al resto y unas 1.600 menciones acumuladas.
- #renovablesoff: pico de 7.236 menciones. acumulado de unas 7.500.
Me llama poderosamete la atención la diferencia, tanto en el número como en la continuidad temporal del uso de ambas etiquetas. Sobre todo porque las dos primeras, (#pobrezaenergetica y #debateenergeticoya), referidas temas que afectan, fundamentalmente, a personas particulares, no llegan a conseguir el seguimiento de #paronrenovables (en el tiempo) o #renovablesoff (en cantidad puntual de repeticiones), que hablan de algo que afecta, fundamentalmente, a inversores y, por tanto, a un interés monetario.
Entiendo que el modelo energético y el debate sobre el mismo no debe centralizarse en la polémica nuclear frente a renovables que estos días se agudiza y posiciona en rojo y azul. Creo que debería analizar aspectos como la autosuficiencia energética y cómo promocionarla, la generación distribuida o la sostenibilidad (ambiental, económica, social, cultural…) del modelo.
Para que realmente sea un debate limpio, resulta clave diferenciar qué intereses hablan y dominan el discurso sobre el modelo energético: si son los del capital (primas al sector renovable) o los de las personas (esclavitud energética). Y resulta clave para decidir en qué sentido dirigimos el esfuerzo, así como el modo de participar en el mismo, especialmente si lo hacemos como personas individuales o en nombre del interés general.
Y para terminar una cita de un artículo más que recomendable:
«Este Internet, un paraíso para los consumidores, es también un infierno para los ciudadanos.»