Como viene siendo costumbre por estas fechas, le dedico una entrada en este blog a Julio Ramos, ambientólogo que formaba parte del retén de Cogolludo que perdió la vida en aquel fatídico incendio de Guadalajara en 2005.
Ha pasado mucho tiempo, pero seguimos sufriendo incendios forestales, muchos de ellos provocados, y seguimos aumentando la cuenta de trabajadores que pierden la vida en ellos.
En tiempos de crisis el sector no se libra de los recortes y el medio natural se ve sometido cada vez a más presión, siendo cada vez más difícil la conservación y el uso racional del medio natural. Quizá estamos en el momento de empezar a aplicar soluciones sistémicas, como la inclusión de herbívoros salvajes que ayuden a prevenir incendios forestales a la vez que proveen diversidad.
Tal vez deberíamos tomarnos en serio que el recurso destinado a ser reducido a cenizas por el fuego podría alimentar distintas formas de subsistencia, que en lugar de conservar la escasez deberíamos gestionar la abundancia, permitiendo que la biomasa cerrase ciclos más amplios a través de un cadenas tróficas más amplias en lugar de participar de ciclos acelerados por el fuego que se lleva el territorio y las personas que lo conocen.