Parece ser la nueva sorpresa que nos tiene preparada el Gobierno para el curso que empieza:
Así se desprende de las informaciones filtradas a la prensa sobre el último paquete de medidas neoliberales que actualmente estaría preparando para su aplicación el Ejecutivo de Mariano Rajoy. El Gobierno está contemplando imponer que, en principio durante 2013 y 2014, las vacaciones anuales de los trabajadores pasen a ser no remuneradas o al menos lo sean sólo durante 7 días.
Por el momento, el proyecto gubernamental no plantea eliminar el derecho a disfrutar de las vacaciones, pero sí que éstas pasen a ser no remuneradas. Es decir, que durante el tiempo de disfrute los trabajadores no percibirían su salario.
Una nueva medida que avanza en la pérdida generalizada de los derechos conseguidos por los trabajadores en las últimas décadas. Escusas perfectas: la crisis y el necesario aumento de productividad. Ante lo que no me queda otra que preguntarme ¿por qué no empezamos por organizar el trabajo? El principal coste del empresario no son sus trabajadores, supuestamente lo más valioso de la empresa. Es la falta de organización del trabajo y la mala gestión lo que reduce beneficios y cierra empresas. Eso y la falta de clientes. Mientras sigamos cargando sobre el trabajador los costes de la incompetencia del empresario no será evidente. ¿O nadie se da cuenta que que la única manera de mantener un modelo insostenible, con los señores feudales ocupando sus cargos, es volver al esclavismo?
No lo entiendo. Pudiendo distribuir el trabajo en jornadas de 21 horas, garantizando unos ingresos mínimos para todos, ¿por qué nuestros políticos se empeñan en condenar a unos a trabajos forzados y dejar a otros sin un chusco de pan que llevarse a la boca? ¿A caso es el interés general privar a la población de la posibilidad de ver el mar, pasear por el campo o, simplemente, reunirse unos días con sus seres queridos? ¿Por qué no hacemos los recortes por arriba? ¿Qué tal cargos políticos gratuitos? Si queremos ahorrar un buen pico y conseguir que nuestros representantes ejerzan por vocación igual no deberían cobrar por el derecho a ocupar un asiendo en el Congreso o la Asamblea regional de turno.
Lo triste es que, en la práctica, ya existen muchos colectivos que no tienen, como tal, vacaciones pagadas. Fijos discontinuos, en sectores como el transporte aéreo, la educación y otros, cobran sólo los meses que están «produciendo», mientras que la época de «descanso» van al paro. Lo mismo ocurre con la creciente masa de autónomos: sólo facturan cuando trabajan.
Y lo peor de esta situación es el agravio comparativo. En un país donde la envidia es deporte nacional, en lugar de intentar mejorar hacia modelos más deseables, somos capaces de quedarnos ciegos por que el vecino pierda un ojo. Lo deseable sería que todo trabajador tuviese unas garantías laborales mínimas que le permitiesen desarrollar carrera profesional, no que el empresario tenga potestad sobre su vida. ¿Es productivo pasarse todos los días del año agarrado a la silla por miedo a quedarse en la puta calle?
Llega el momento de la verdad, toca cambiar modelos mentales en relación al trabajo ¿se van a quedar las empresas llenas de incompetentes miedosos o van a luchar por que sus empleados tengan incentivos para volver después de vacaciones?
Una respuesta a «Adiós a las vacaciones pagadas.»
[…] contexto es importante: por ejemplo en pero… ¿tiene arreglo? o Adiós a las vacaciones […]