En el momento de escribir estas líneas me quedan unas horas para que se haga efectiva la portabilidad a mi nueva compañía de telefonía móvil, el último paso en el final de la relación comercial más larga de mi vida. Cliente desde finales de los noventa, empecé a utilizar «el celular» cuando, estudiante universitario todavía, ejercía de aprendiz de un consultor que conocí en el metro (esa es otra historia que no por repetida dejaré de escribir algún día). Necesitaba estar localizable, mérito suficiente para usufructuar el «guantouchísimo» de tarjeta que la familia había adquirido ese mismo verano. Y que ya nunca se separó de mí (bueno, el número y su paso a contrato, porque el terminal fue una de las cosas que perdí, o me perdieron, en un accidentado viaje que también habrá que documentar).
El caso es que con la última factura del fijo, que hace tiempo contraté a Jazztel, aparecía una oferta que prometía: una tarifa «plana» que podría cubrir mis necesidades a un coste inferior al gasto medio del último año. Y, además, incluye tráfico de datos… qué mejor ocasión para caer, por fin, en la conectividad permanente. Como es costumbre, consulté en la web de la compañía y, para mi sorpresa, había una oferta más prometedora, eso sí, para clientes nuevos: con el contrato de fijo y ADSL se incluyen 100 minutos de voz y 100 megas de datos para móvil. Después salí de casa y vi que la promoción la anuncia un famoso presentador de televisión en las paradas de los autobuses. Mi reivindicación hecha realidad ¿por qué tengo que pagar dos veces el mismo servicio? Menudo negocio cobrar dos veces por prestar acceso a Internet. Había que llamar e informarse bien.
El caso es que la oferta, efectivamente, era para clientes nuevos, pero sin permanencia en el fijo ni en el móvil y con una segunda línea móvil en casa cuyo titular quería cambiar de terminal… había que intentarlo. Y sí, Jazztel hizo una buena oferta global por el fijo el ADSL en casa y las dos líneas de móvil para voz y datos y con terminales nuevos para los dos.
El contraataque de Movistar no se hizo esperar, pero sólo concernía a los teléfonos móviles. La oferta era lo suficientemente atractiva como para anular la portabilidad y renunciar a la propuesta de Jazztel, así que mi pareja se puso manos a la obra y, después de haber arrancado una buena oferta a Movistar consiguió una mejor todavía a Jazztel. Quizá dejaba alguna duda la diferencia en cuanto a los terminales, pero como de lo que se trataba era de reducir costes en las tarifas, la opción fue clara: divorciar de su primer amor dos líneas adolescentes (los dos llevábamos alrededor de 15 años siendo clientes de Movistar), gastar menos por las líneas de teléfono (incluido el fijo) y entrar en el mundo de Internet en el móvil sin depender de la conexión del autobús.
Actualización: algún tiempo después volví a cambiar de compañía, Jazztel intentó hacernos una jugarreta en un mal momento y no volvería a confiar en esta compañía.
3 respuestas a «Adiós Telefónica @movistar_es hola @jazztel_es»
[…] eso, que ahora que tengo tarifa de datos en el móvil y he aprendido a utilizarlo como módem para conectar el chiquitín a Internet, paso de tablets. […]
[…] operadora de telefonía móvil hasta febrero de 2014. Es el “regalo” para que aceptase esa oferta que me hizo pasar al contrato de tarifa plana con Internet. No es un dispositivo muy sofisticado, pero cumple su función: envía y recibe llamadas, permite […]
[…] dicho, no soy cliente de Telefónica y cada vez encuentro más motivos para seguir así: ahora me dan unas cuantas razones para pensar […]