Quizá una de las características más importantes de la red social, de la web 2.0, es la posibilidad de reutilizar contenidos: alguien comparte una fotografía y otro la utiliza para ilustrar una entrada en un blog, que a un tercero le viene al pelo enlazar para apoyar su argumentación en un debate… los contenidos fluyen mágicamente a través de distintas aplicaciones y programaciones que nos permiten compartir inquietudes, acceder a información que consideramos relevante, aportar nuestra experiencia a nuevos proyectos… Jugando con esa magia de la web 2.0 últimamente he puesto en marcha dos iniciativas. Ambas tienen un denominador común: rescatar contenidos de interés en materia de medio ambiente.
- La primera recopila artículos escritos en fuentes de publicación personal, básicamente blogs, de profesionales y personas con inquietudes relacionadas con la sostenibilidad. Ambientologosfera rescata de esos blogs personales contenidos que tengan interés en materia de medio ambiente, dejando en el medio original los contenidos publicados por los autores y que no tengan relevancia en el ámbito ambiental.
- El segundo proyecto es ambientalizarte. De un modo similar, recopila todos los contenidos publicados en distintas fuentes de información sobre medio ambiente, incluyendo, principalmente, fuentes de carácter institucional, y los agrupa en canales temáticos a través de los que navegar por la actualidad del sector ambiental.
Ambas iniciativas son posibles gracias, entre otras muchas cosas, al etiquetado de contenidos en origen. Si el autor de la información utiliza etiquetas en sus contenidos, estas pueden ser empleadas en la clasificación de los mismos y tomar decisiones para su reutilización. Así, ambientologosfera directamente descarta contenidos que no están etiquetados, mientras que ambientalizarte los publicaría en la página de portada pero, salvo un proceso posterior de reclasificación, no incluirá esos contenidos sin etiquetar en los canales temáticos.
De la experiencia puedo concluir que, en medio ambiente, etiquetamos poco y cada quien con nuestro criterio. Especialmente en el ámbito institucional, donde directamente no se etiquetan contenidos o, en ocasiones, se hace con criterios tan imaginativos que difícilmente pueden ser útiles fuera del contexto donde se generan esas etiquetas. Quizá no sea necesario emplear el tesauro GEMET (o sí cuando se trate de información ambiental publicada por la Aministración) pero para que la magia de la web 2.0 funcione y, sobre todo, nuestros contenidos se aprovechen de ella, toca utilizar las etiquetas más y mejor.
Así pues, entre los materiales que estoy actualizando para la próxima edición del curso de redes sociales y medio ambiente, estoy incorporando algunas consideraciones al respecto, porque a estas alturas todavía queda mucho que contar sobre los blogs.