Estos días la campaña iniciada por la Generalitat de Cataluña «Envàs, on vas?» está recibiendo críticas de propios y extraños. Tanto los ciudadanos a los que va dirigida como los profesionales del sector plantean públicamente sus dudas al respecto. ¿Realmente la campaña cumple con una función didáctica o se producirá el agotamiento del público objetivo y un mayor rechazo a la participación en la recogida selectiva?
Pues no lo sabremos nunca, porque lo único que tenemos claro es que los números en materia de gestión de residuos son bastante turbios. Posiblemente a la recogida selectiva le vendría muy bien más contenedores y menos propaganda. No creo que se trate una cuestión de falta de conciencia cívica, si no más bien de la defensa de intereses de entidades como ecoembes.
En este sentido, me ha gustado mucho el artículo «El verdadero objetivo de Envàs on vas?», en el que se reflexiona de manera crítica sobre el fondo de este tipo de campañas. Y es necesario hacer este tipo de ejercicios, porque el sistema de recogida de basura se monta y mantiene con dinero público para atender al interés general, pero se explota e intenta concienciar al ciudadano con un criterio que maximiza el beneficio privado sin responsabilizar sobre el destino final del residuo a los agentes implicados.
Modelos para la gestión de residuos hay muchos, como, por ejemplo los que nos hablan de que recogiendo mejor se incinera menos. Los avances de la ciencia y la tecnología hacen que el proceso industrial de selección de materiales sea cada vez más eficaz y eficiente. Esta realidad convive con los rebuscadores que encuentran en los contenedores o en los puntos limpios materiales que separan, manualmente, del resto de los residuos y con los que se aseguran un flujo informal de ingresos, a la vez que proveen de materia prima seleccionada a la industria del reciclaje.
Toca reflexionar y plantearnos dónde vamos con la recogida selectiva:
- ¿se trata de recuperar el valor contenido en los residuos y evitar daños al medio ambiente o nos limitamos a cumplir como sea los objetivos de reciclaje marcados por la Unión Europea?
- ¿hay que subsidiar la actividad de recogida y gestión o fomentar un escenario para que el mercado del producto reciclado financie el sistema?
- ¿qué pintan en todo eso los ciudadanos? ¿somos agentes pasivos a los que repercutir los costes?
- ¿debemos ser consultados o basta con bombardearnos a publicidad?
- ¿separar por materiales como impone la normativa europea o recoger en función de los intereses de los fabricantes de envases?
- ¿queremos un sector profesionalizado con personas formadas y capacitadas o nos conformamos con que el sector sea el nicho refugio de políticos retirados de la primera línea de fuego?
- ¿necesitamos campañas publicitarias o es prioritario invertir en otras partidas que mejoren el sistema y los resultados?
Se me ocurren muchas dudas, algunas ya las he desarrollado en este blog y otras irán saliendo, ya que del apasionante mundo de la gestión de residuos hay que hablar más.
14 respuestas a «¿Dónde vamos con la recogida selectiva?»
En mi opinión, lo que hay que conseguir es que la gente en general se implique más en todo lo que de una u otra forma pueden contribuir a mejorar o empeorar, según cómo actúen. El caso es cómo conseguirlo. La mayoría de la gente de mi entorno no recicla, a pesar de mis muchos esfuerzos por «convencerles». Sus razones para no hacerlo son diversas, pero en general están un poco hartos de que nos vendan la moto de que reciclemos y separemos y después estos materiales no tengan un proceso de reciclaje adecuado, y terminen siendo incinerados sin más. La idea del reciclaje no es incinerar por separado, pero en muchas ciudades ocurre por no tener plantas de reciclaje actualizadas o por desviar fondos a empresas privadas para que se «encarguen» de su gestión. El sentimiento es de que tendríamos que estar tranquilos si reciclamos, ahora, lo que ocurre realmente a partir de cuando viene el camión de recogida selectiva, no lo sabemos, se intenta ocultar…
Efectivamente Rocío,
Tal y como planteas la falta de transparencia e implicación de las personas en la toma de decisiones genera mucho excepticismo y reticencias a la necesaria participación ciudadana en la separación de residuos para la recogida selectiva. Y la pena es que gran parte de los residuos que depositamos en los contenedores acaba en la incineradora o el vertedero por falta de incentivos para un mejor proceso de selección.
Muchas gracias por tu visita y comentario.
Estaba esperando este post. 🙂
Decir que el sistema actual es criticable y que nos iría mucho mejor con una combinación de SIG y SDDR, no es descubrir nada nuevo, pero no veo nada malo en que Ecoembes arrime el ascua a su sardina (salvo que lo está haciendo con dinero público) y diga que cosas van a los contenedores y cuales no. Que haya gente que no sepa que las sartenes no van ahí sino al punto limpio, es cuestión de más educación y ahí no le pongo ningún pero a la campaña. No todos tuvimos una asignatura troncal de gestión de residuos y muchos menos los que tiene un máster en la materia.
Lo que me parece realmente absurdo, como he visto en otros blogs, es lanzar un boicot contra Ecoembes porque en el fondo, los únicos perjudicados con una bajada de la calidad del reciclaje somos nosotros. Hay que ir hacia la máxima calidad del reciclaje con el mínimo de residuos. Cualquier cosa que modifique ese balance no es admisible.
Gracias Txema,
Lo malo no es sólo que ecoembes arrime el ascua a su sardina. Lo preocupante es que la Administración arrime el ascua a la sardina de ecoembes, que no deja de ser una organización a través de la que determinadas personas se lucran defendiendo los intereses de un sector privado de actividad económica.
Si el sistema de recogida de residuos requiere que los ciudadanos cursen un máster específico en la materia, es que algo falla. Si el sistema no da cumplimiento a la normativa europea, en la que se dice que se haga recogida separada por materiales, algo falla. Si el sistema no consigue alcanzar los objetivos de reciclaje, algo falla.
¿Por qué no recogemos todo en un único contenedor y lo procesamos en una planta industrial diseñada a tal efecto? ¿por qué no amontonamos la basura en un lugar al que puedan acudir los rebuscadores a ganarse la vida? ¿por qué tenemos que gastar tantos recursos públicos en un moldelo mixto que no funciona? ¿por qué no hay datos públicos, oficiales y trazables sobre lo que está pasando con nuestros residuos? ¿cómo llegan las bolsas de plástico que yo deposito en el contenedor de recogida selectiva al océano? ¿y mis residuos electrónicos a Ghana?
La normativa europea impone la regogida separada de los biorresiduos y no podemos seguir contaminando nuestra materia orgánica en un sistema que la considera como «restos». No podemos llamar compostaje a pestilente montón de basura mezclada que da vueltas infinitamente sin que nadie demande el producto de ese proceso.
Que conste que tampoco me convence el modelo de gestión sólo se ocupa de los envases de lujo y olvida el resto de materiales residuales.
Quizá si tuviésemos plantas de separación capaces de procesar las sartenes, juguetes rotos, cepillos de dientes… del contenedor amarillo, conseguiríamos mejores resultados. Pero eso implica el cumplimiento del principio de responsabilidad del productor y es más fácil culpar al ciudadano, sobre todo si, de paso, desviamos dinero público para campañas publicitarias.
Creo que la complacencia con el modelo actual no nos lleva a mejorar. Que toca cuestionarlo, estudiar alternativas y poner en marcha medidas que nos hagan avanzar. Ya está bien de mirarse el ombligo y culpar al ciudadano que paga en el precio del producto los sistemas integrados de gestión, en las tasas municipales los sistemas de recogida, con sus impuestos las instalaciónes de gestión… y las campañas publicitarias que le señalan como el culpable de los malos resultados de un sistema perverso en el que a nadie le preocupa lo que ocurre con los residuos.
Por cierto ¿esto de los residuos no era para recuperar su valor? a ver si va a ser más barato incinerarlos todos juntos y dejarnos de tonterías 😉
La verdad es que este tema es muy turbio y hace dudar mucho al ciudadano de a pie a cerca de su eficacia, y esa falta de transparencia provoca que la gente desconfíe mucho del sistema de recogida y piense (pues es muy fácil pensar mal últimamente en este país) que alguien esta ganando dinero a costa del sistema de recogida. Así pues, creo que lo primero que haría falta es mucha más transparencia para que todos viéramos lo que sucede realmente y luego, con la seguridad de que nadie nos roba, tejer un sistema realmente eficaz de reutilización y reciclaje.
Pues ciertamente Julián,
Así es la cosa. Nada nos va a librar de pensar mal, pero un poco de transparencia cuando se trata del dinero de todos y algo de participación en los procesos de toma de decisiones en la gestión de aspectos que requieren la implicación de la ciudadanía no vendrían mal.
Seguro que no es fácil pasar de la teoría a la práctica, pero imponer una práctica que no funciona tampoco creo que sea la solución. Por eso es importante que seamos críticos y aportemos puntos de vista sobre lo que nos parece que podría funcionar mejor.
Muchas gracias por tu visita y comentario.
Tal vez pueda contribuir a las preguntas que hacéis con mis comentarios desde el blog que cito. La recogida selectiva es mucho más que los contenedores amarillos que se ven en la calle, son plantas de selección automatizadas, separación magnética para los envases metálicos, separación óptica y por infrarrojos para los envases plásticos, separación en servicios de catering, aeropuertos, estaciones de ferrocarril, empresas de recuperación que tratan envases que no llegan a ir al contenedor en la calle, residuos que nunca se ven por ahí pero luego aparecen al contabilizar las cantidades recicladas, envases separados de las cenizas de incineradoras……. La simplificación de la recogida selectiva en la calle es lo que confunde a mucha gente, pero el reciclado de envases usados es infinitamente más complejo.
Miguel Aballe,
Gracias por su visita y comentario. Creo que todos los que estamos participando en este debate conocemos, en alguna de sus facetas, la infinita complejidad de la gestión de residuos, con sus instalaciones de clasificación y modelos mancomunados de recogida todo uno.
Lo que se critica, precisamente, es la simplificación que se hace a través de las campañas institucionales, con dinero público, y favoreciendo intereses privados, de la compleja gestión de residuos. Se hace de manera independiente, sin intención de crear corriente de opinión a favor de un modelo incapaz de cumplir los objetivos que lo justifican o de otro que sólo se ocupa de «los envases de primera».
Así, esta, y otras entradas que puede leer en este blog pretenden fomentar un debate sano, con participación plural y exigir información veraz y transparencia en todo lo que se refiere al apasionante mundo de la gestión de residuos.
De acuerdo, pero siempre acaba saliendo la propuesta de SDDR; que ese si que sólo se ocupa de los envases de «primera»
Saludos
Gracias por tu comprensión Miguel, como planeas en tu primer comentario, la devolución y retorno funciona en determinados sectores de actividad y para según que envases.
Quizá tampoco estaría mal debatir si es generalizable o en qué condiciones, o si las propuestas que más ruido hacen en esa dirección son realmente interesantes más allá del lucro de quienes las proponen.
Saludos y gracias por tus aportaciones.
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