Tenía encendida la radio pero la úlcera me ha hecho apagarla. No son las declaraciones del responsable de relaciones laborales de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) criticando los cuatro días de permiso que el Estatuto de los Trabajadores otorga por defunción de un familiar de primer grado en el caso de desplazamiento con pernocta. Es la forma en la que se presentan.
Cierto que podría haber llamado al programa de radio a expresar mi opinión, pero no me apetece que el presentador me corte y se ría en mi cara por tener una opinión diferente a la que los que le han puesto donde está intentan hacer calar en la sociedad. Ya ha interrumpido y despreciado la argumentación de un representante sindical y un catedrático universitario, no quiero asistir al patético paripé que puede ser el tiempo de los oyentes.
El señor José de la Cavada está en su papel cuando declara cosas como que el permiso por defunción «se hizo pensando que los viajes se hacen en diligencia, pues se dan cuatro días para un permiso por defunción que, evidentemente con los vehículos que hay ahora, se trata de horas de desplazamiento, o a veces de una hora». Pero le hacemos un flaco favor reproduciendo esta declaración sin analizarla y criticarla.
Sí, es cierto que la legislación laboral puede ser «copia en este caso de la legislación del franquismo, superprotectora y que no corresponde con la necesidad que tiene una persona para ir a un acontecimiento familiar de ese tipo», pero las relaciones empresario – trabajador son desiguales y ambos necesitan de una legislación que garantice unas condiciones mínimas. Eso sin obviar el hecho de que este tipo de comparaciones demagógicas con el franquismo deberían ser suficientes para desacreditar cualquier argumentación.
Volviendo al caso de los medios de transporte no creo que sea recomendable que nadie se ponga al volante de un vehículo en un desplazamiento causado por el fallecimiento de un familiar cercano. Y menos si comparte el vehículo con más familiares. Haría bastante bien la autoridad competente en analizar cuantos accidentes con víctimas mortales ocurren en estas circunstancias y tratarlas de un modo similar a la manipulación del GPS o la utilización del teléfono móvil mientras se conduce. Pero es una opinión muy personal.
Lo que es objetivo es el asunto de la comunicación de los núcleos de población en este país. Si uno tiene la suerte de vivir en Madrid capital y tiene que asistir a un sepelio en Barcelona capital, pues coge el AVE o el puente aéreo y listo. Pero desplazarse desde algunos municipios en el ámbito provincial de estas grandes ciudades a dichas capitales en transporte público es algo que sólo puede hacerse, en muchos casos, en un autobús de ida a primera hora de la mañana y en otro de vuelta a última hora de la noche.
Efectivamente, los transportes no son en diligencia, pero póngase a hacer planes de viaje y a ajustar conexiones entre medios de transporte, a ver cuantos días tarda en ir y volver, pongamos, de un pueblo de Murcia a uno de Galicia. El duelo, eso sí, que lo pase en el trayecto, meditando con sus rodillas empotradas en el asiento que tiene delante.
El transporte ferroviario de pasajeros no está mucho mejor. Sí tenemos muchos quilómetros de vía y miles de estaciones en las que no para ningún tren. No podemos decirle a la gente que tiene muy fácil desplazarse en transporte colectivo a la vez que lo estamos desmantelando.
Y por último está el capítulo del absentismo, al que le dedicaremos otra entrada de la que adelanto una idea ¿por qué criminalizamos al trabajador que se escaquea cuando la culpa es de su jefe que se lo consiente? ¿el absentismo es culpa del empleado o del empresario que no es capaz de organizar el trabajo y controlar las causas de ausencia de sus trabajadores?
Pero lo más triste de todo esto es que, a pesar de las polémicas declaraciones, para el común de los trabajadores demostrar que el desplazamiento por el nacimiento o defunción de un familiar requiere pernocta con derecho a cuatro días de ausencia del puesto de trabajo implicaría un proceso judicial al que no están dispuestos a acudir.
2 respuestas a «Una de absentismo, fallecimientos y diligencias»
Lo más triste de todo esto, es que se trata la muerte de ser un querido como un mero hecho de absentismo laboral y que nos muestra cuán deshumanizadas están las empresas.
Así, ¿cómo pueden aspirar determinados empresarios como el que nos ocupa (no todos) a que los trabajadores se comprometan con la empresa? ¿Cómo puede pedir sacrificios por la empresa si luego ante uno de los hechos más terribles que suceden en la vida de una persona como es la muerte de un familiar muy cercano, no hay ni un ápice de empatía? ¿En un día se recupera una persona de la muerte de un padre por ejemplo?
Creo que este señor, con estas declaraciones, nos deja entrever que no fustiga a «sus» (¿un trabajador es una propiedad?) trabajadores porque está prohibido y que para él son poco más que meros automátas… , porque vamos, si no demuestra empatía ante este hecho pocas cosas más puede demostrar…
Un impresentable. Y paro ya que me cabreo aún más…
Gracias por tu comentario Gloria,
Efectivamente es indicativo sobre cómo la patronal entiende las relaciones con los trabajadores. Una invitación para la reflexión a aquellos que trabajan por cuenta ajena.
Y también lo dejo porque me cuesta mucho hablar de este asunto sin despotricar.
Un abrazo.