La legislación ambiental evoluciona constantemente. Uno de los motores que fuerzan esa actualización son los cambios en el modelo de consumo: nuevos productos implican nuevos riesgos y nuevas responsabilidades para los agentes económicos que se lucran con la puesta en el mercado de esos bienes que, desde su fabricación hasta su desecho, generan distintos impactos ambientales.
Así, en el ámbito de residuos urbanos resulta estratégica, por ejemplo, la definición de envase. Condiciona, entre otras, las inversiones en instalaciones de clasificación, su funcionamiento y gestión. Qué puedo o no depositar en cada contenedor depende de la forma en la que los fabricantes de envases decidan atender los requisitos legales que la autoridad competente entienda que tienen que cumplir. Y a eso ayudan bastante las sucesivas actualizaciones de los ejemplos ilustrativos de la definición de envases que podemos encontrar en la normativa.
En la última modificación encontramos algunos objetos que históricamente nos habían dicho que no podíamos tirar al contenedor amarillo se consideran envases. Así, desde ahora, las perchas que llegan a nuestra casa con la ropa se consideran envase.
¿Puedo tirarlas al contenedor amarillo? Pues… dependerá de si el fabricante está acogido al sistema integrado de gestión de residuos de ecoembes, pero, en principio sí. La norma dice que si son perchas compradas independientemente no se consideran envases, por lo que, entonces ¿podría tirarlas al contenedor amarillo? Pues seguramente también, y debería hacerlo.
Hasta ahora nos habían justificado que determinados residuos, como las perchas, no podían ir al contenedor amarillo porque causaban problemas en las instalaciones de tratamiento de residuos, que no estaban adaptadas este tipo de objetos porque no les aplicaba la normativa de envases. Pero, salvo que se inventen otro sistema con el que los productores de perchas puedan dar cumplimiento a la Ley de envases, los ciudadanos responsables deberían tirarlas al contenedor amarillo.
Y, ya puestos ¿por qué vamos a tirar al contenedor amarillo unas perchas sí y otras no? Sólo están sujetas a la definición de envase las que llegan a nuestra casa con la ropa ¿dónde tiramos las otras? Parece coherente que si una instalación industrial preparada para procesar residuos de envases debe admitir perchas pueda admitirlas con independencia de su origen. ¿A caso programan las máquinas para que diferencien qué perchas vienen con el «impuesto revolucionario» pagado? Es más, si esa instalación se ha construido por el interés general y con dinero público estaría bien que hubiese sido diseñada para servir a la necesidad de gestionar adecuadamente los residuos, más que para servir a los intereses del gremio de las latas de aluminio ¿no?
Pues eso, mis perchas (cuando se rompan) irán al amarillo: total, va a pasar con ellas algo parecido a lo que ocurre con los zapatos viejos, por lo menos las doy una oportunidad de ser recicladas antes de que lleguen al vertedero de turno.
23 respuestas a «Y ahora, ¿dónde tiro una percha rota?»
Llamar impuesto revolucionario al punto verde me parece francamente excesivo. Básicamente porque no es un impuesto. Es la manera más eficiente y menos costosa para los consumidores que han encontrado las sociedades avanzadas para cumplir unos objetivos de reciclado cuya responsabilidad le marca la ley, en este caso, a los envasadores. Así se han diseñado las actuales plantas de selección. Añadir otros productos que legalmente no se consideran envases requeriría en primer lugar establecer una legislación que impusiera a ese tipo de productos los mismos requisitos de reciclado que hoy se imponen a los envases, y lógicamente a sus productores las mismas responsabilidades que hoy se exigen a los envasadores. A partir de ahí, la tecnología de selección y reciclado puede abordar cualquier reto que se plantee.
Estimado Miguel,
Aprecio mucho tus comentarios en este ámbito en el que cuentas con una amplia e interesante experiencia. Tienes razón en lo del impuesto, lo corregiré en la entrada como «impuesto revolucionario», quizá «patente de corso» sería más adecuado.
Las perchas son envases. Así lo recoge la Directiva 2013/2/UE de la Comisión, de 7 de febrero de 2013, que modifica el anexo I de la Directiva 94/62/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, relativa a los envases y residuos de envases.
Desde mi particular punto de vista, la cuestión es si las plantas de clasificación de envases responden al interés general con el que se han construido o están, con el consentimiento de los poderes públicos, al servicio particular de los envasadores de refrescos.
Déjame que tercie de nuevo: envasadores y envases hay muchísimos más que los de refrescos: lácteos, vinos, licores, conservas, detergentes, perfumería, higiene, incluso bricolaje, textil, etc. La enorme ventaja de los SIG es que no discriminan, y de hecho recogen tanto un envase de leche o de jabón, de yogur o un aerosol de insecticida, como uno de cerveza. Yo recomiendo recorrer un gran supermercado para ver todos los envases que hay , no sólo quedarse en la superficie con los de bebidas, y luego reflexionar sobre el hecho de que todos están amparados por el punto verde. Por lo que al envase metálico se refiere, que es el que mejor conozco, tanto se recupera una lata de un refresco isotónico como una de mejillones. Sin esos envases que no son de bebidas, nunca podríamos haber cumplido los objetivos de la directiva de envases.
Gracias de nuevo por tu aportación Miguel.
La cuestión es ¿por qué puedo tirar en el contenedor un bote de gel y no otro plástico del mismo material que no sea un envase? ¿cómo contabiliza el SIG el metal recogido al final del proceso de clasificación que entró en el contenedor amarillo sin ser envase? ¿qué pasa con las bolsas de patatas o los tapones de botellas que acabaron en la sopa de plásticos en mitad del océano?
Es más, la directiva vigente de residuos habla de flujos separados de materiales ¿por qué no utilizamos este criterio como base para la recogida selectiva?
Cuando digo que el punto verde es una patente de corso me refiero a estas dudas que aparecen cada vez que uno acerca la lupa a un sistema que, lejos de ser la panacea, tiene muchas lagunas.
Pues habrá que ir por partes. De entrada elevas mi estatus al de legislador, lo que agradezco, pero algunas de las preguntas son para los que redactan las leyes.
Un plástico que no sea un envase: estamos en un marco legal de directiva de envases, la pregunta no es para mí.
El metal que no es envase: en primer lugar es muy poco, porque la mayor parte de los metales tiene más valor que los envases (por ejemplo un trozo de perfil de ventana, una pieza de cualquier máquina, etc., te lo quitan de las manos cuando haces una obra o reparación, inlcuso te ofrecen dinero por ello, nunca llega al contenedor de residuos). Aparte de latas de todo tipos, incluidos aerosoles, llegan alambres de fleje, también material de envase, porque forman parte de un embalaje. Honradamente, he visto muchas plantas de selección y rara vez se ve otra cosa (bueno, algún tenedor despistado si que he visto).
Las bolsas de patatas o los tapones de botellas: técnicamente son envases; si el usuario no los tira al contenedor de envases habrá que educar al usuario, porque tiene a su disposición un lugar donde depositarlo – por ejemplo el tapón con su botella o brik – y no lo hace.
Sobre los flujos de materiales creo que ya lo contesté antes; en todo caso es un problema mucho más complejo de lo que parece, me temo que una nueva pregunta para el legislador. Por lo que respecta a los metales, no haría falta poner contenedores: simplemente dejándolos en un lugar accesible viene alguien que los recoge y los vende. Podría ser una buena sugerencia.
Una curiosidad más sobre los metales: hace cuatro años aproximadamente estuve viendo la salida de metales de una incineradora en Dinamarca, tenían valorada hasta una cierta cantidad de….. ¡oro!. Más de uno había perdido alguna joya que luego se recuperaba en forma de algunos gramos – o miligramos- de oro. El metal es permanente, no se pierde.
Estimado Miguel, nuevamente, gracias por tus reflexiones.
En cuanto al asunto del legislador, como bien sabes, en España determinadas leyes las redactan y se aprueban según los criterios de los grupos de presión, ejemplos no faltan, pero supongo que es tema de otra discusión. No te pregunto por que te considere legislador, es sólo que si estamos haciendo un ejercicio de reflexión sobre el alcance de la legislación de envases y sus residuos te pido opinión al respecto.
La cuestión de los plásticos y otros objetos que no son envases es pertinente en tanto que la directiva de residuos habla de flujos de materiales. Si lo que propones son lugares de depósito diferenciados por tipos de materiales ya estamos avanzando frente al modelo actual: un contenedor para metales y que lo recogiesen los interesados en su reciclaje en lugar de estar financiado con dinero público sería todo un avance.
Quizá cabría concretar las preguntas en una única ¿por qué los que pagan la patente de corso tienen derecho de pernada sobre el modelo de gestión de residuos?
No sé que sentido tiene que todo el modelo, en ciudades como Madrid, gire sobre el «envase», que se ha demostrado un concepto complejo y que no da los resultados esperados, en lugar de priorizar la separación de materiales o en una recogida de la fracción orgánica diferenciada del resto de materiales que, independientemente de su función de envase o no, comparten propiedades físico químicas a la hora de ser recuperados en una planta de clasificación.
No creo que sea tanto una cuestión de educar al usuario como de que el envasador cumpla efectivamente sus obligaciones y no se lave las manos por haber contribuido a un sistema integrado de gestión que no es capaz responder al problema que generan los envases «de segunda».
Estamos entrando en terrenos cada vez más alejados de lo que yo entiendo, así que voy a centrarme en la segunda cuestión, partiendo que no comparto lo de patente de corso ni lo de derecho de pernada.
Las autoridades son las que establecen la política de residuos. Los sectores vinculados al envase opinan sobre lo suyo, al igual que los fabricantes de lámparas, automóviles, neumáticos o baterías opinan sobre lo que afecta a sus sectores industriales y defienden sus intereses. No hay más misterio. Lo que es importante es que, una vez que se establecen unos objetivos, haya libertad para establecer cualquier procedimiento que sea legítimo para cumplirlos con el mínimo coste y las mínimas molestias para el que paga al final de todo, que es el consumidor.
Y no estoy de acuerdo en que no de los resultados esperados, cuando en reciclado de envases ligeros estamos entre los países de cabeza en Europa, como se puede comprobar si se hace algo de «turismo medioambiental» y se visitan plantas de reciclado de otros países.
Bueno, creo que vamos a dejar pasar el fin de semana, que ya he dado mucho la lata.
Estimado Miguel,
La política, es decir la toma de decisiones, está muy influida sobre la capacidad de los agentes privados de condicionar esas decisiones. Hay mucho misterio porque no es un proceso suficientemente transparente y la poca información disponible es la que generan, precisamente, esos agentes privados.
Tengo mis serias dudas de que el sistema integrado de gestión sea el que menos coste y molestias genera al consumidor, pero está claro que sí es cómodo para el productor. En cualquier caso, como no tenemos datos contrastables ni podemos comparar, es una discusión estéril.
Por otro lado, está muy bien lo del «turismo medioambiental» y las plantas de reciclado de otros países, pero aquí basta con pasear por las calles de cualquier ciudad para darse cuenta de que algo está fallando, la visita a las plantas de clasificación de envases evidencia que no se están haciendo las cosas bien y la poca información disponible es para echarse a llorar.
Lo daba por cerrado, pero en fin….deberías indicar qué sistema hay, que alcance a todos los envases sin distinción, que te parezca mejor, dónde está funcionando, cuánto recicla, cuanto cuesta, quien lo paga………..y hablamos.
No creo que café para todos sea la solución.
Si queremos avanzar en sostenibilidad, o como mínimo dar cumplimiento a la normativa aprobada con la participación de los agentes implicados, cada productor tendrá que asumir las consecuencias ambientales del modelo de negocio con el que se lucra.
Siendo serios (yo soy un particular que no me gano la vida con esto), lo justo es que el sistema integrado de gestión aporte datos trazables y contrastables sobre los buenos resultados de gestión de envases del modelo actual. Ejemplos de alternativas y modelos funcionando sobran, es más, el sistema integrado de gestión de envases español presenta graves deficiencias y anomalías si se comprara con los existentes en esas «sociedades avanzadas» que pretende poner como ejemplo.
Me conformaría con un poco de transparencia sobre cuánto recicla, cuánto cuesta y quién paga el modelo actual.
La mejor manera de saber todo eso es leer la memoria y cuentas anuales, que son públicas y están triplemente auditadas, tanto para ECOVIDRIO como para; AMBILAMP, SIGFITO; SIGNUS; ECOEMBES etc, que son los distintos sistemas de gestión.
Por cierto, si encuentras alguna memoria auditada y que sea pública de alguna organización ecologista presuntamente ONG no dudes en indicarme dónde se puedo ver.
Estimado Miguel,
Esas memorias que citas están auditadas desde el punto de vista contable. La lectura de esas memorias sigue sin resolver las preguntas planteadas, y tampoco ofrece información contrastable ni trazable sobre el flujo de residuos.
Buenas tardes a los dos, tanto a Alberto Vizcaino como a MIguel Aballe. Me parece este un debate interesantísimo, y de muy alto nivel.
Sería fantástico poder sentaros en una mesa y que todos aprendiésemos con vosotros dos,
Tenéis mucho que aportar, AMBOS, a los que trabajamos en el ámbito del medio ambiente.
Un saludo a ambos y gracias de nuevo.
Manuel
Manuel,
Muchas gracias por tu visita y tu comentario. La gestión de residuos es un ámbito complejo donde hay mucho por decir y por hacer.
Por mi parte será un placer colaborar y aprender de tu buen hacer en cualquier cosa que propongas.
Saludos,
Alberto
Pues como ves, yo entro a todos los trapos. El debate medioambiental es fascinante, yo lo prefiero si se aborda científicamente, que es posible. A tu disposición.
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Miguel Aballe, nada, simplemente decirle que tiene usted mucha suerte de encontrase en un entorno familiar, de amigos, de conocidos, de colegas y de compañeros de trabajo que están muy preocupados por el medio-ambiente y por el reciclaje, que colaboran en esas tan buenas estadísticas que usted asegura (y ecoembes) que pueden presumir las Españas entre otros estados europeos. Desgraciadamente, para mí, y esto me entristece pues a tenor de tan buenos números, debo ser único en estas naciones españolas (tan distintas en lo bueno y tan iguales en lo malo) que tiene un entorno íntegro que no recicla ni un pelo. De los mismos grupos de personas que le he nombrado al principio, pues en el mío, NINGUNO, así con todas las letras. Así que, de nuevo, le felicito. Debe ser por algo que usted y muchísima gente como usted hace bien y yo no. Debe ser el Karma.
Abordar este tema desde un punto de vista estadístico deja de ser real para convertirse en una hipótesis. Como bien dice el compañero Javier a pesar de las buenas estadísticas, la realidad parece ser otra.