De vez en cuando me descuelgo con alguna entrada sobre programas de máster. Hoy toca una reflexión en voz alta sobre una decisión que no es fácil tomar y a la que se enfrenta cualquier alumno a la hora de decidirse por un programa de postgrado. El mercado ofrece una amplia diversidad de opciones bajo el título de «máster», entre los que destacan los máster universitarios y los programas de escuelas de negocios.
Quizá uno de los factores a la hora de elegir un máster sea la oficialidad del mismo. Para el titulado universitario es fácil reconocer un máster universitario como un título con el que intentar abrirse camino en el mercado laboral. Ante la falta de oportunidades se plantea la necesidad de continuar estudiando en la universidad para obtener un máster con el que conseguir una oportunidad de trabajo.
Quizá tendríamos que hacer un análisis enfocado a resultados. ¿Durante los años conducentes a la obtención del título universitario hemos recibido orientación profesional, nos hemos dotado de las herramientas que demanda el mercado laboral y hemos adquirido una visión clara del mundo de la empresa? Salir de un grado y meterse en un máster que está impartido por la misma organización, con los mismos recursos y el mismo enfoque puede llevarnos a un alto nivel de frustración ¿nos va a dar el máster en la universidad lo que no nos ha dado la anterior titulación universitaria? Quizá sí. El máster universitario nos permite seguir en la universidad, a día de hoy es un paso necesario para estudiar un doctorado.
Si se quiere salir fuera de la universidad y meter la cabeza en el mercado laboral igual toca explorar otras vías. Un máster profesional, impartido por una escuela especializada en un sector concreto de actividad nos puede llevar a explorar más de cerca ese mercado laboral. Fuera del ideal académico, el enfoque teórico y el marco de la investigación, un máster profesional ofrece una oportunidad para aprender de una forma distinta para conseguir resultados diferentes: el objetivo no es formar personal investigador, es mejorar la empleabilidad de los profesionales.
Con independencia de este enfoque también es importante comprobar si el máster profesional tiene algo de máster: ¿está avalado como título propio de alguna universidad? ¿cuenta con la carga lectiva suficiente como para ser un máster? ¿realmente supone una oportunidad para desarrollar carrera profesional?
En resumen, si bien es claro que la formación puede ser una forma de completar el curriculum y generar nuevas oportunidades hay que tener claro qué puertas se quieren abrir. El título de máster siempre será un cartón más que aportar en un proceso de selección, pero ¿queremos seguir estudiando un doctorado para intentar integrarnos en un grupo de investigación universitario? o ¿queremos abrir las puertas de esa empresa en la que nos gustaría trabajar? Esas son las preguntas clave a la hora de plantearse seguir estudiando en la universidad o dar un paso hacia el mundo de la empresa.
2 respuestas a «Máster… ¿universitario o profesional?»
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