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Ministras, linces y silencio

lince ibérico

Ha ocurrido. Había quien veía a la ministra de medio ambiente con buenos ojos, como una profesional competente. Pero Isabel García Tejerina ha salido del armario con unas declaraciones que muestran su orientación política más allá del rigor técnico o científico. El audio de la entrevista por Julia Otero no tiene desperdicio.

No deja títere con cabeza: que si el 1% de los productos de nuestro sector agrario exportado a Rusia se ha visto muy afectado por el veto ruso, que si no se pueden conocer las motivaciones de que llevan a los ciudadanos a valorar positivamente a un político, que si los grandes terratenientes no tienen nada que ver con los fraudes en las subvenciones a la agricultura, que si viene el lobo…

La palma se la llevan los piropos a los agentes forestales. Básicamente les acusa, de algún modo, de no saber leer, de mentir en sus reivindicaciones en relación a la Ley de Montes que se acaba de aprobar y de ser algo así como peleles de conspiraciones judeomasónicas. En este mismo ámbito, cuando se pregunta sobre la posibilidad de cambiar los usos del suelo después de un incendio, acude a la definición de monte para justificar que no pasa nada por asfaltar todo lo que no sea bosque: los pedregales y las hierbas no tienen interés ninguno.

La perla, que ha saltado a las redes sociales y ha dado la voz de alarma es la que se refiere al lince. Cuando se pregunta sobre el aumento del número de muertes del lince, la ministra se despacha diciendo que es un éxito de la conservación: cada vez habrá más atropellos porque hay más linces. Así, sin más, despreciando el esfuerzo y dinero invertidos en conservación de la especie. Total, hemos aprendido a reproducirlos en cautividad. Si se atropellan treinta al año, basta con soltar cuarenta.

Con todo, lo más triste es que no hay respuesta. En la nota de presa del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino sobre la entrevista no aparece el lince. La prensa no cuestiona estas declaraciones que hubiesen pasado desapercibidas de no ser porque a los pocos días ha ocurrido el segundo atropello de un lince en lo que va de 2015. Los periodistas de información ambiental, salvo alguna excepción como la de Javier Rico, ni comentan la entrevista ni se manifiestan al respecto, y nadie pone datos sobre la mesa que nos aclaren si podemos permitirnos el desprecio de la ministra hacia el elevado número de muertes por atropello que el lince ibérico.

A parte de las quejas de los aludidos (agentes forestales, profesionales de la conservación y personas con sensibilidad en la materia) la cosa no pasa de unos cuantos tuiteos más o menos socarrones al respecto. Así las cosas no queda otra que agradecer a Raúl Rejón que hiciese saltar la liebre, la contestación de José Luis Gallego en el mismo medio en el que se hicieron las declaraciones o la columna que Miguel Ángel Ruiz dedica al segundo lince atropellado en lo que va de año.

Por mi parte acabo de redactar una solicitud de información a las autoridades ambientales a las que me gustaría preguntar un par de cosas sobre los linces y los atropellos. Si hubiese respuesta se la iré contando, pero la experiencia demuestra que no hay que hacerse ilusiones: son tantas las solicitudes de información ambiental que es lógico que cada vez queden más sin contestar ¿o qué esperaban?

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