Quizá si hace mucho que no paseas por la ciudad o acabas de llegar de fuera te puede dar la sensación de que Madrid está saliendo rápidamente de la crisis. O que estamos en plena época de reformas. Es prácticamente imposible andar 500 metros en la capital de España sin encontrarse unos cuantos sacos de escombro. Principalmente, por supuesto, si camina por un barrio exterior a la M-30.
Pero la realidad es un poco más triste: los madrileños sufrimos la guerra abierta entre las empresas contratistas de la basura en Madrid. Todo empezó con una baja temeraria en los presupuestos para la limpieza en 2013 y no tiene pinta de arreglarse en breve. La maraña de contratos, licitaciones y adjudicaciones es bastante compleja, lo suficiente para encontrar lazos con distintas tramas de corrupción. Y para hacer bueno el refrán que dice algo así como «los unos por los otros, la casa sin barrer«. Pero la basura en una ciudad como Madrid no es sólo cuestión de barrer. Tenemos dos bloques principales de contratos:
- Los del servicio público para la contenerización, recogida y transporte de residuos.
- Los del servicio público de limpieza y conservación de los espacios públicos y zonas verdes.
Aquí siguen los problemas. Simplificando mucho, los dineros destinados a contenedores para residuos y su recogida son distintos de los destinados a limpiar la basura que, por lo que sea, está fuera de esos contenedores. Por cierto, las papeleras se incluirían en el servicio de limpieza.
El siguiente paso es que la ciudad está dividida en distintos lotes, por aquello de la economía del libre mercado y tal. La adjudicación de la limpieza en Madrid quedó de 2013 a 2021 como sigue:
- A Cespa, Compañía Española de Servicios Públicos Auxiliares, S.A., le tocó el ámbito territorial de los Distritos de Centro, Chamberí, Tetuán y el Barrio de Argüelles, así como parte del bulevar de la Castellana.
- A Valoriza Servicios Medioambientales, S.A. el resto del bulevar de la Castellana, los Distritos Arganzuela, Retiro, Salamanca, Chamartín, Fuencarral – El Pardo, Moncloa – Aravaca (excepto el Barrio de Argüelles), y Latina.
- Para la unión temporal de empresas (UTE) entre OHL Obrascon Huarte Laín, S.A. y Ascan, Empresa Constructora y de Gestión, S.A., «Ute Servicios Madrid 4», quedaron los Distritos de Hortaleza, Barajas, Ciudad Lineal y San Blas – Canillejas.
- Por último, la UTE Alfonso Benítez, S.A. y Fcc Medio Ambiente, S.A., «Ute Madrid Zona 6», tiene asignados los Distritos de Puente de Vallecas, Moratalaz, Villa de Vallecas, Vicálvaro, Usera, Villaverde, y Carabanchel.
Resulta curioso que estas áreas se solapen con las asignadas para otros servicios relacionados, por ejemplo la Gestión del servicio público de contenerización para la recogida selectiva de residuos en la zona periférica de la ciudad de Madrid corre a cargo de una UTE de empresas compuesta por Alfonso Benítez, S.A.; Urbaser, S.A. y Plastic Omnium, S.A. o la Gestión del servicio público de recogida y transporte de residuos en la zona periférica de la ciudad de Madrid se adjudica a la Unión Temporal de Empresas formada por Urbaser, S.A.y Cespa, S.A. («UTE Recogida Periferia Madrid»).
Todo esto por intentar recudir al máximo los costes, a pesar de que la experiencia demuestra un comportamiento mafioso de las empresas del sector, que se reparten amistosamente el mercado, según evidenció la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia. Pero claro, los beneficios consisten en reducir la plantilla de personal, las recogidas… ¿Esto es mío o de la otra contrata? De momento no lo toco, no sea que mi jefe me eche la bronca cuando llegue a la base.
Estas contratas de limpieza tenían establecidos una serie de indicadores sobre la prestación del servicio, en base a los cuales el Ayuntamiento de Madrid podría ajustar las cantidades efectivamente abonadas en los distintos periodos de duración de los contratos. Entre otras muchas variables, las quejas recibidas por parte de los ciudadanos cuentan en esos indicadores.
El caso es que, con este escenario son muchos los lugares de Madrid donde se acumulan sacos de escombros. No hablamos de las sacas conocidas como «Big Bag» que, supuestamente están allí ubicadas en base al pago de una tasa por ocupación del espacio público -y esperando a ser retiradas por la empresa contratada a tal efecto por el titular de una obra que no requería de un contenedor completo-. Hablamos de sacos abandonados en alcorques, junto a los contenedores de recogida selectiva, en mitad de la acera o en cualquier parte. Los sacos con los que los albañiles bajan el escombro del piso que están reformando. Unos sacos que deberían vaciarse en un contenedor y llevarse a una planta de tratamiento de residuos de construcción y demolición (RCD). O, si la cantidad lo permite, depositarse en un punto limpio.
Pero los madrileños somos así de cutres: en vez de llevar nuestros escombros al punto limpio los dejamos en la acera. O racaneamos tanto a los albañiles que, mal pagada la mano de obra y escatimado todo lo posible en materiales, no les queda para pagar las tasas de depósito de los RCD en una instalación donde les den un tratamiento adecuado. Y aquí viene el problema, con el maletero cargado después de la jornada, van haciendo paradas para distribuir la carga por donde sea que se pueda ir dejando.
Entonces… el problema es que los madrileños somos muy cerdos y muy rácanos ¿por qué metes todo ese rollo de las contratas de limpieza? Pues porque a pesar de que, evidentemente, el culpable de que mi acera esté llena de escombros es el que los deja allí, parte de la solución pasaría por una buena coordinación de los servicios municipales, tanto los de recogida de residuos y limpieza como otros. Porque la policía municipal tiene mucho que decir aquí. Pero parece que no se sanciona. Y las montañas de escombro se acumulan por las esquinas (en las cunetas de las carreteras de la periferia mejor ni mirar).
Y después de quejarme ¿hay solución? pues sencilla no, pero quizá podemos aplicarnos algunas de estas:
- Los madrileños deberíamos tomar conciencia del problema y asegurarnos de que nuestros escombros acaban donde deben, si procede pidiendo un compromiso por escrito con las personas que nos hacen las reformas -no me llames iluso, porque tenga una ilusión-.
- La policía municipal: hay sitios donde sistemáticamente aparecen sacos de escombro. Una vuelta por allí y una sanción proporcionada a quien deje sus sacos por allí, o deposite escombro donde no debería, no vendría mal.
- Los sacos vienen de reformas. Muchas veces cercanas. Quizá un poquito de inspección levantaría otras infracciones propias de la actividad. No sólo en el ámbito ambiental.
- Las empresas de materiales y sacos podrían ponerse las pilas. La Plataforma de la construcción, Leroy Merlin, Bricomart y otras muchas están dejando su imagen de marca por los suelos. Si tuviese capacidad sancionadora les haría responsables de los escombros abandonados hasta que apareciese la persona que los abandonó. No sería muy difícil aplicando la legislación vigente: son empresas que ponen en el mercado productos que acaban convirtiéndose en residuos. Si no son capaces de explicárselo a sus clientes, que asuman en su modelo de negocio el coste que su actividad económica nos genera a todos los contribuyentes.
- Quejarnos mucho: últimamente parece que la ciudad de Madrid sólo se limpia a petición. O tienes una cuenta en twitter con la que notificar a @lineamadrid que tu calle está hecha un asco o no hay forma de que nadie pase a vaciar las papeleras, recoger contenedores desbordados… hay que dejar constancia de que las adjudicatarias de la recogida de residuos y limpieza no están haciendo las cosas todo lo bien que podrían.
- Remunicipalizar los servicios: hemos visto que no es una cuestión fácil, pero no tiene sentido que los trabajadores que deberían hacer su labor en función del interés general estén a expensas del capricho de mandos intermedios de empresas que juegan a mantenerse en los contratos a expensas de echar mierda, literalmente, a otras.
Y en tu barrio ¿se abandonan muchos escombros? ¿son de las reformas de tus propios vecinos o de furgonetas que los van dejando por allí?
2 respuestas a «Madrid: ciudad escombrera.»
Pásale a los de BricoMart y LeroyMerlyn la factura por la publicidad… ??
Sí, tanta fotografía con su logotipo… una pena que no cuiden el detalle, se me ocurren muchas acciones de responsabilidad corporativa que podrían poner en marcha para evitar que sus productos acaben siendo la imagen visible del problema.