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Gestión de residuos

Tus envases vacíos no son residuos

Podemos abordar el debate sobre el modelo de recogida y gestión de residuos desde muchos puntos de vista. Pero a la hora de analizar soluciones concretas y decidir si implantamos unas u otras es necesario analizar el asunto con un poco de rigor ¿Sabías que los envases vacíos que tienes en tu casa no son residuos? Si me acompañas por los siguientes párrafos te explico qué es un residuo, la importancia y el impacto de las definiciones para entender las polémicas sobre el rigor con el que se trata en los medios de comunicación las cuestiones sobre recogida de residuos.

De modo intuitivo hemos asimilado que un residuo es todo aquello que ya no nos sirve. A efectos prácticos utilizamos basura y residuos como términos sinónimos e intercambiables. Pero existen una serie de consideraciones legales y técnicas sobre qué se entiende por residuo y cómo gestionarlo. Y sí, a ti esas latas y esos plásticos que han quedado en tu cocina después de preparar la cena te parecen inservibles, los vas a tirar a tu cubo de basura, pero todavía no son residuos. Son envases vacíos.

¿Cuándo adquieren condición de residuos los materiales de desechados en el ámbito doméstico? Cuando los entregamos, cumpliendo lo que establezca en sus ordenanzas locales, al sistema de recogida municipal. Tus envases vacíos son residuos a partir del momento en el que los sueltas en los correspondientes contenedores de colores. Y que no me entere yo de que los tiras en cualquier parte o de que no los separas adecuadamente.

Y a mí eso… ¿Cómo me afecta? Pues de modo general, no es una cosa que deba preocuparte mucho. A efectos legales es importante porque, si no fuese por ese detalle, tendrías que cumplir con una serie de requisitos de almacenamiento, elaboración de informes anuales y otras cuestiones que, sin ser más complejas que la declaración de la RENTA, requieren tiempo y conocimientos especializados. Afortunadamente, para el caso de los envases domésticos, todas las obligaciones pasan de los que ponen en el mercado los productos envasados a quienes los recogen. A ti sólo te queda participar en el sistema de recogida que pongan a tu disposición unos y otros.

Pero… ¿Qué importancia tiene este matiz legal en la gestión de residuos? Pues resulta clave para evaluar los costes e impactos, por ejemplo, de incorporar Sistemas de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR). En la comparación del modelo de recogida basado en el contenedor amarillo con la opción de devolver los envases a los establecimientos donde compramos productos envasados una de las cuestiones clave es el transporte. ¿Cómo llegan los productos al comercio? ¿Quién se lleva los residuos?

En el modelo del contenedor amarillo no hay muchas posibilidades de error: un camión de reparto deja el producto en el establecimiento, tú lo llevas a tu casa, vacías los envases, los bajas al contenedor y un camión especial, preparado para descargar el contenedor amarillo, se lleva los residuos.

¿Qué pasa en el caso de la devolución de los envases al comercio? El principio es igual: un camión de reparto deja el producto, te lo llevas a casa, consumes lo que te interesa y los envases que ya no quieres los devuelves a la tienda. ¿Quién se lleva esos envases vacíos? Pues ya no hace falta un camión compactador de carga lateral o trasera. Ahora se los podría llevar… el mismo camión de reparto.

Se llama logística inversa: aprovechamos el espacio que va quedando en el vehículo a medida que descarga los productos nuevos para ocuparlo con los envases vacíos. Con esta solución (que no es especialmente sencilla, a pesar de que así contado lo pueda parecer) ahorramos una importante cantidad de camiones de basura circulando por las calles (y parte del espacio que ocupan los contenedores amarillos, entre otras cosas).

Pero, alguien argumentará, eso no es posible. ¿Podemos mezclar en el mismo camión residuos y alimentos? La respuesta es que no lo hacemos. Tus envases, esos que no mezclas con el resto de la basura, no son residuos, son envases vacíos. ¿Cuándo queremos que se conviertan en residuos? Cuando lleguen a una planta de gestión donde se les dé un tratamiento adecuado: si los higienizamos para rellenarlos y reutilizarlos seguirán siendo envases. Si los aplastamos y trituramos entonces sí que pasarán a ser un residuo que habrá que valorizar, bien convirtiéndolos en nuevas materias primas (¡reciclaje!), bien incinerando con recuperación de energía (valorización energética).

Esto ya funcionaba en algunos casos: ¿Has visto al camión que reparte bebidas en el bar de la esquina? Deja una caja llena de botellas con bebida y se lleva una caja llena con botellas vacías. En un solo viaje deja el producto listo para el consumo y se lleva los envases que hay que gestionar. ¿Cómo es posible si no se pueden transportar en el mismo vehículo alimentos y residuos? Porque los envases vacíos no son residuos… todavía.

Y ¿por qué nos cuentas todo esto Alberto? Pues porque si habéis leído alguno de los estudios que atacan el SDDR o que intentan poner el acento en su supuesto impacto ambiental, veréis que asumen sistemas de recogida que no contemplan (o si lo hacen de una forma muy limitada) una de las potenciales ventajas de los sistemas de depósito, devolución y retorno: la reducción del número de camiones circulando por las ciudades, con la consecuente disminución de emisiones de efecto invernadero y contaminantes atmosféricos.

Así, cuando el bautizado como “Proyecto Ariadna”, se utiliza para decir que la implantación de un SDDR es cara y muy contaminante o perjudicial para el medio ambiente, conviene repasar las premisas que utiliza como base para su hipótesis de partida. Una parte importante de ese coste y de la contaminación viene, precisamente, de que no se evalúa el verdadero potencial de logística inversa que tienen los sistemas basados en devolver los envases a los establecimientos donde compramos productos envasados.

Este estudio se ha utilizado para generar y difundir la idea de que un sistema de depósito, devolución y retorno (SDDR) sería más caro y más perjudicial para el medio ambiente que el modelo basado en los contenedores amarillos. ¿Cómo llega a esa conclusión? El estudio, patrocinado por la industria del envase de usar y tirar, no contempla la posibilidad de reducción del número de vehículos y viajes que supondría la logística inversa. Justifica un aumento de emisiones contaminantes y un incremento de costes que se basan en un diseño interesado del SDDR, enfocada, precisamente a obtener resultados y conclusiones contrarios a esta opción.

Este es sólo uno de los muchos errores que se pueden encontrar en ese Proyecto Ariadna, especialmente complejo y difícil de interpretar, pero repleto de perversiones que evidencian el interés en obtener unas conclusiones dirigidas por los patrocinadores. En contra de los beneficios del SDDR.

¿Es más caro y contaminante el SDDR? Depende de las condiciones que plantees a la hora de estudiar el modelo y compararlo con el modelo basado en el contenedor amarillo. Quizá si los patrocinadores te pagan por que saques como resultado que tiene un coste desorbitado y un fuerte impacto ambiental, consigas retorcer los datos y los argumentos para llegar a esas conclusiones. Es tan burdo y fácil de desmontar que en futuras entregas seguiremos analizando esta cuestión.

13 respuestas a «Tus envases vacíos no son residuos»

Genial Alvaro, muy buena argumentación la logística inversa contra los que sostienen que el SDDR produciría muchos más gases efecto invernadero con camiones recolectores de envases. Está claro que tienen intereses que defender y hemos llegado al absurdo con el tema del PACKAGING: cebollas envasadas por unidades, gajos de mandarina envasados. Hay que regular el PACKAGING para que la naturaleza deje de tener tanto envase perdido, para que las cunetas de las carreteras no sean el basurero sin fin en el que se han convertido.
Sigue informándonos, por favor
Saludos

Gracias Yolanda.

Abordar la cuestión de los envases resulta clave para avanzar en un modelo de consumo más sostenible. Espero sacar tiempo para seguir desmontando el estudio en el que se afirma que devolverlos a las tiendas es más caro y más contaminante que confiarlos al contenedor amarillo.

Saludos,

Alberto.

Me recuerda a la línea de tren Valladolid – Ariza, muy deficitaria según un estudio que incluía numerosos trabajadores que dudo mucho que estuvieran realmente. Según ese estudio, había decenas de trabajadores de vías y obras, sin embargo la vía estaba en muy mal estado. También había incluidos trabajadores de electrificación, sin embargo la vía estaba sin electrificar. ¿Cómo habrían hecho el estudio? A saber, pero ahora estamos sin uno de los medios de transporte más sostenibles que existen y mientras tanto pretenden hacer una autovía en paralelo. Pero no pasa nada, por cada 6 latas que reciclamos compensamos 10 minutos de tubo de escape (no dicen de que coche), así que compraré 10 packs de 6 latas de refrescos para compensar un viaje de Valladolid a Aranda de Duero de una hora de duración. Para la vuelta optaré por apagar el pilotito rojo de la TV durante suficiente tiempo. ¡Qué ecológico soy!

Así es Ecopostureo,

Cuanto más complejo es un estudio más difícil y aburrido resulta revisarlo y cuestionarlo. Desgraciadamente muchos estudios sobre las afecciones ambientales de nuestro modelo de consumo o el impacto de distintas alternativas están sesgados y dirigidos para ofrecer las conclusiones que interesan a quienes pagan esos estudios. Y la sostenibilidad, normalmente, no tiene quien pague estudios para defenderla.

Ánimo, con la tele apagada y paseando por el campo con una cantimplora en la mochila no tienes necesidad de latas.

Buenos días,
Muy interesante el artículo. Estoy muy de acuerdo con que no se toman en cuenta todos los posibles actores a la hora de evaluar el impacto ambiental del sistema. Creo que el SDDR sería una muy buena solución para evitar el abandono de envases de todo tipo que se cuentran en todas partes. Sin embargo, hay un par de cosas en las que, en mi humilde opinión, se escapan del sistema: una es que hay otros residuos que no son estrictamente envases, como bolsas de plástico, papel film, papel de aluminio, cajas de madera ligeras… que se recogen en el contenedor amarillo y que no se podrían devolver en máquinas ni establecimientos. Por lo tanto, ¿se podría prescindir del contenedor amarillo en las calles?
La otra pega podría ser que la cercanía de los lugares de recogida a las casas y el espacio que pueden ocupar en las cocinas, pero seguramente el interés económico, por poco que sea, podría superarlo.

Anistir, no creo se pudiera prescindir del contenedor amarillo al cien por cien, ya que las máquinas no creo que puedan admitir todo tipo de formas y tamaños de envases, a no ser que se estandarizaran como en las latas de cerveza, por ejemplo. Supongo que también podrían mejorar y evolucionar a la admisión de diferentes tamaños y tipo de envase.
Si se estandarizaran las formas sería el fin de campañas de marketing enfocadas al nuevo envase de un producto, en lugar de al producto, así que estaría muy bien que al realizar campañas de marketing se contemplara también la responsabilidad ambiental del producto, con envases más sostenibles.
Los restos que comentas, cuando no se consideran envases, actualmente ya se recojen en el naranja/verde/basura general. Pero si se consideran envases seguirían yendo al contenedor amarillo. Ahora bien, al reducir el depósito de envases por entregarlos a un sistema SDDR, veríamos si las entidades gestoras de residuos podrían seguir manteniendo los iglús amarillos: su materia prima se vería muy reducida. Ecoembes no tiene ánimo de lucro pero está claro que sí tiene intereses. ¿Habrá guerra entre los defensores de ambos sistemas? Espero que no, porque al final saldrá perjudicado el medio ambiente y por extensión nuestra calidad de vida.

Anitsir,

Sobre lo que comentas: bolsas de plástico, papel film, aluminio… también podrían ir con un SDDR ¿por qué no se podrían devolver en máquinas o establecimientos? El problema es que los envasadores han elegido estas opciones porque para ellos son más baratas. Eso es así porque no están asumiendo un impacto ambiental que nos afecta a todos cuando esos materiales acaban volando por la ciudad, en el campo, los ríos…

Las cajas de madera ligeras que se utilizan en frutería vuelven en el camión de reparto, no habría problema en aplicarle un SDDR a las que acabasen en los domicilios particulares.

El contenedor amarillo actual camufla estos residuos entre otros que sí pueden recuperarse y reciclarse. Tanto si les aplicamos un SDDR o si dejamos el contenedor amarillo solo para este tipo de materiales podríamos tener datos sobre lo insostenibles que son y dejar en evidencia que el sistema actual no los está recuperando ni reciclando.

En cuanto a la cercanía… quizá un SDDR favorecería el comercio de proximidad. Actualmente, con envases de usar y tirar, no hay un incentivo a hacer la compra en establecimientos especializados cerca de casa. Pero si pudieses devolver el cartón de los huevos al pollero, la caja de las fresas en la frutería, las botellas de leche… sería más cómodo hacer la compra en establecimientos de proximidad. Ahora ni nos lo planteamos porque nos parece más fácil tirar todos los envases juntos en un contenedor amarillo que utilizarlos como parte de una compra racional y planificada.

Hola, Alberto:

Entiendo que el artículo se centra en el aspecto de la recogida de envases y su impacto en el caso de implantarse un SDDR, pero mi duda es: ¿no compensaría el posible impacto de la recogida el ahorro de materiales y energía derivadaos de reutilizar una y otra vez (o las veces que fuera posible) el mismo envase?

Que si además se usa la logística inversa, pues mejor que mejor. Pero pienso en un tarro de vidrio. Lo compro, uso el contenido, lo devuelvo, se lo llevan, lo rellenan, vuelve al súper (mejor a la tiendita de barrio), vuelvo a comprarlo y el proceso se reinicia equis veces, mientras el material aguante. ¿Cuántos tarros de vidrio han dejado de hacerse, con el ahorro de energía, agua y materiales que conlleva?

Incluso aunque no quitásemos camiones de la calle (que con la logística inversa podría hacerse), creo que ya saldríamos ganando. ¿O me equivoco?

Saludos.

Efectivamente Laura,

La propia reutilización compensaría el cambio de modelo. El objetivo del artículo era llamar la atención sobre argumentos que se utilizan en el estudio enlazado para justificar que el SDDR es más caro y más contaminante. El más evidente, desde mi punto de vista, es que el propio estudio plantea la necesidad de aumentar el número de vehículos y desplazamientos para poder justificar el resultado que presenta.

Pero sí, hay muchos beneficios si se cambia de envases de usar y tirar a envases reutilizables… salvo para las empresas que venden productos envasados, para las que es más fácil intentar convencernos a todos de que su negocio es respetuoso con el medio ambiente.

Gracias por tu comentario.

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