Resulta curioso leer en prensa generalista artículos en los que se ataca los sistemas de depósito, devolución y retorno (SDDR) de envases con el argumento de que es un negocio orquestado por la empresa TOMRA para hacer caja en España.
A pesar de mi interés en la gestión de residuos, he de reconocer que yo tampoco había prestado atención a esta empresa y no era consciente de su existencia hasta que, hace unos años, un periodista me acusó de ser un troll a sueldo de TOMRA. Investigando encontré que se trata de una corporación con varias divisiones, algunas dedicadas a la recogida y clasificación de residuos. Y sí, entre los papelotes que acumulo con cada visita a TECMA había alguna que otra referencia a sus tecnologías.
Siguiendo la prensa especializada podemos comprobar que TOMRA no necesita del SDDR para implantarse en España. Sus maquinitas de reciclaje ya están funcionando en nuestro país al servicio de la clasificación de residuos. A modo de ejemplo, podemos encontrar equipos de esta empresa instalados en el Centro de tratamiento de Residuos Sólidos Urbanos (RSU) de Alcázar de San Juan (Ciudad Real) en el Parque de Tecnologías Ambientales de Mallorca TIRME o en las líneas de tratamiento del centro de gestión de residuos de Las Dehesas en Valdemingomez (Madrid).
Estos equipos son más costosos que la máquina que hemos visto en el vídeo publicado por Crónica Global en la prueba piloto del SDDR en San Fermines o de cuyo precio nos previene El Plural. Este último medio nos informa de que Retorna recibió en 2016 pagos, provenientes de TOMRA, por valor de 196.000 euros y por valor de 148.000 en 2017.
¿Y si Retorna fuese Athena?
A la vista de los datos y las informaciones que se publican al respecto me surge la duda. Sí, es un planteamiento meramente especulativo y conspiranoico. Ustedes me disculpen, intentaré que no se vuelva a repetir.
Por cierto, si no has visto la película «Tierra Prometida (sí, Promised Land, con Matt Damon)» corre al videoclub, ya leerás después el resto de este artículo. Sí, incluye información relevante sobre el argumento del film. Y no me gustaría destriparte la peli.
En Tierra Prometida el pobre Matt Damon tiene la misión de convencer a todo un pueblo sobre las bondades de ceder sus tierras para ser explotadas por una compañía que se dedica a la extracción de gas de esquisto… vamos, que se dedica a cambiar vacas por fracking. Hasta que se encuentra con la oposición de un viejo profesor de ciencias que empieza a poner en cuestión las bondades de la técnica y a ilustrar a sus vecinos sobre los impactos que tendría su aplicación en el pueblo.
Para rematar la jugada (¡atención spoiler!) aparece por allí un ecologista, representante de una asociación de afectados: Athena. Lleno de argumentos, anécdotas, imágenes de la desolación de fracking en otros lugares… va seduciendo a los habitantes del pueblo (incluida la maestra que estaba empezando a descubrir los encantos de Matt). Hasta que… ¡el bueno de Matt descubre que las pruebas que presenta el ecologista están manipuladas! Esto le da el argumento definitivo para imponer los intereses y el negocio de su empresa sobre los paisajes y los prados del pueblo.
Pero claro… en realidad Athena no es una asociación ecologista. Es un brazo de la empresa de extracción de gas que llega para ayudar a Matt a hacer su trabajo: desmontar los argumentos en contra del fracking. Al final… ¿de verdad no has visto Tierra Prometida?
Volviendo a las «informaciones» de Crónica Global y El Plural se despierta mi lado conspiratorio ¿Y si Retorna fuese Athena? Desde hace tiempo muchos medios de comunicación vinculan el SDDR a Retorna: si se encuentran flecos sueltos en Retorna (como la supuesta manipulación de las pruebas piloto o la supuesta financiación por parte de TOMRA), se cuestiona el SDDR.
Supongo que todo esto se aclarará algún día. Quizá algún periodista encuentre la respuesta en lo que hay de común en los currículos de Miquel Roset, Antonio Barrón, José Manuel Núñez-Lagos y otras personas con responsabilidad en las organizaciones que nos hablan sobre residuos. Lo mismo solo estamos ante un montón de ruido mediático que no pasa de remover miserias en un circo orquestado para que todo siga igual. O tal vez nada es lo que pudiera parecer.
El caso es que, abandonando el ejercicio de especulación conspiranoica, si bien hay que reconocerle el mérito de haber puesto el debate sobre la mesa, SDDR y Retorna no son la misma cosa. El SDDR no es «la recogida ecologista de envases» y el problema de la gestión de residuos no es una cuestión ideológica.
Estamos ante un problema que requiere soluciones técnicas orientadas por medidas legales: no podemos perder de vista que los sistemas de depósito, devolución y retorno son una herramienta que la Unión Europea lleva tiempo sugiriendo a España para mejorar sus tasas de recogida, reciclaje y reutilización de residuos. Los sistemas de depósito, devolución y retorno ni son exclusivos ni se agotan en los envases.
TOMRA… es como los abogados del chiste que, ganase el juicio quien lo ganase, se quedaban con la vaca. Mientras algunos medios nos entretienen con vídeos de difícil explicación, datos sobre el patrimonio de quienes abren debates o dudas sobre el ecologismo, TOMRA vende soluciones para la gestión de residuos. Los recojamos con sus máquinas para la devolución de envases o con contenedores que luego se procesan en sus equipos industriales.