Ayer terminé el día cenando arroz vegano servido en cucharitas de plástico de usar y tirar. Así, como suena. En un evento que reunía, en palabras del presentador de la gala, a la familia de personas concienciadas en la lucha contra el cambio climático.
Soy un cínico. Me gusta ir a a los saraos a cenar gratis y tomarme unas cervezas de gorra. A ser posible rodeado de amigos que cuentan batallas que poco o nada tienen que ver con el motivo del encuentro. Pero fui en mi coche, de motor de gasolina, y no pude tomarme las cervezas porque no quería conducir bebido de vuelta a casa.
Soy un cínico. A pesar de que me enorgullece decir que hago todo lo posible por conciliar mi vida personal y familiar, ayer apenas compartí con mi familia unos minutos antes de salir corriendo al sarao.
Soy un cínico. No me atreví a decirle a la persona que me invitó a la gala que me parece muy feo premiar a un patrocinador, que lo hace todo por salir en la foto y controlar el discurso para alinearlo con sus intereses.
Soy un cínico. Eché mucho de menos la palabra «reducir». Igual que sabemos que el cambio climático es real, sabemos que la eficiencia energética se traduce en más consumo de energía. Y la clave es reducir el consumo energético. Pero anhelo cambiar mi coche por uno eléctrico y seguramente le pediré a los Reyes Magos otra cámara de fotos.
Soy un cínico. Aguanté estoicamente comentarios sexistas por mantenerme en un corrillo en el que agotar mis tarjetas con acabado «glasofonado mate». Por si no lo sabes (yo no me preocupé de investigarlo hasta que fue demasiado tarde) no es más que una superflua y dañina capa de plástico que deja en evidencia tu compromiso ambiental.
Soy un cínico. Me quedé con ganas de saludar a personas a las que admiro o con las que me hubiese gustado charlar, porque tenía miedo de que me reprochasen polémicas, más o menos recientes, relacionadas con las marcas para las que trabajan.
Soy un cínico. Me fui precipitadamente y sin despedirme en condiciones, porque no me apetecía profundizar en una conversación que dejé a medias.
Soy un cínico. Por que en vez de buscar tiempo y lugar para charlar tranquilamente con Alicia, con Clemente, con Javier, con Luis, con Enrique, con José Luis, con Laura, con Roberto, con Beatriz… acepté el chantaje que supone encontrarme con ellos en un evento patrocinado por algunas de esas empresas que se llevan mi tiempo con sus facturas.
Soy un cínico que ayer reía chistes a alguno de los responsables de la falta de profesionalidad en un sector que se diluye en la publicidad verde, en vez de canalizar recursos para resolver los problemas urgentes que nos congregaban en aquel sarao.
Soy un cínico. Sé que estos saraos patrocinados no le sientan nada bien a mi úlcera, pero sigo acudiendo si me invitan y no encuentro forma de decir que no.
Soy un cínico. Y Carlos lo puso en evidencia. No lo dirá en una mesa redonda pero él, que viene de fuera del sector, piensa que todos los que estábamos en el sarao de ayer somos unos cínicos.
No sé si tiene razón, pero conmigo acertó. Espero que, si algún día tuviese que llegarme el turno, Villarejo lo saque todo de golpe y no se regodee mucho conmigo. Por que sí, señoras y señores, soy un cínico que, si le invitan, cena arroz vegano en cucharillas de plástico de usar y tirar.
7 respuestas a «Soy un cínico»
De vez en cuando es bueno hacer examen de conciencia. En nuestra cotidianidad, de tanto escrutar lo que nos rodea olvidamos darnos un «repaso» a nosotros mismos. Y cuando lo hacemos, el tema termina por no gustarnos mucho tras lo cual nos vamos a la cama, (suele pasar a esas horas últimas que nos resistimos a quemar), o bien buscamos el auxilio del teclado lanzando a….no sé donde ni quién, el postrero acto de contrición, eso si, con su carga de ironía vayamos a que nos confundan. Genio y figura ……..
Un abrazo
Pedro M
No eres un cínico. Es complicado ser coherente cuando nosotros mismos estamos dentro y participando (disfrutando y sufriendo) del sistema.
Tengamos plena conciencia de lo que hacemos, apliquemos la máxima coherencia en este caso al principio de sostenibilidad y transmitamos su valor
«Consumo sostenible»… nadie con poder y medios se interesa en éllo
«Soy un cínico» … para mí, no; eres realista
«Ayer terminé el día»… si rechazas hacer lo que hiciste, estas fuera y no te enteras del meollo
«…me enorgullece decir que hago todo lo posible por…» no lo lamentes, éllos te comprenderán
«No me atreví a decirle a la persona que me invitó a «… erés hábil, y sabes jugar las cartas
«Eché mucho de menos la palabra “reducir”… eso: Anhelas, y los Reyes traen lo que les parece
«Aguanté estoicamente»… y yo; a diario; eso no nos cambia el pensamiento
«Me quedé con ganas de «… seguro que ya se te han pasado
«Me fui precipitadamente «… una retirada a tiempo, permite continuar la lucha
Saludos, y adelante
Desde que te conozco digitalmente comparto contigo muchos de tus puntos de vista. Te has convertido en un punto de referencia en el cual me apoyo para explorar cada vez más adentro de la «sostenibilidad» y la tan de moda «economía circular». Y hete aquí que hoy te descubres como un mortal reconociendo tus «pecadillos». Demuestras que, también para tí, el camino está lleno de tentaciones y que a veces hay que hacer de tripas corazón y guardarnos los principios en un bolsillo, pero eso no quiere decir que el objetivo final se desdibuje. Abandonamos el respeto por el medio ambiente hace algo más de un siglo, pero quiero pensar que ya tocamos fondo años atrás y la conciencia general que va calando con ejemplos como el tuyo entre otros, ya piensa en revertir los daños y compensar el coste ambiental del modo de vida actual. Gracias por compartir esta reflexión, y por hacer que todos nos miremos también al ombligo. Saludos, María
Muchas gracias por tus palabras María.
Te he conocido hace unas semanas y no paro de devorar los artículos de tu blog. Me encanta leer tu forma de pensar y actuar 🙂
He de decirte que todos somos hipócritas de una manera u otra. Yo me paso el día intentando hacer pequeñas acciones que sumen hacia un mundo más sostenible: intento consumir localmente, moverme en medios de transporte eléctricos, reciclar, reducir e incluso acciones puntuales de voluntariado… No obstante, hace un mes me fui a Bali y no paré de quejarme sobre la contaminación que había en ese paraíso y cómo estaba todo lleno de plástico por el suelo. Todo muy coherente, excepto por un pequeño detalle, había recorrido medio planeta en un avión que contamina como un año de ir en coche al trabajo. XD
Creo que pequeños pasos y puntos de influencia tan potentes como tu blog son una fuente de inspiración y de generar un cambio en nuestro alrededor.
Gracias por tu visita y comentario Maik.
Las pequeñas incoherencias nos ayudan a darnos cuenta de las oportunidades de mejora y a seguir avanzando.
Saludos,
Alberto.