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Gestión de residuos

Despolimerizando PET para reciclar botellas.

Una de las claves para la reducción del impacto de los plásticos en los ecosistemas y la salud humanas es conseguir sistemas de recuperación y reciclaje que consigan convertir los residuos en nuevas materias primas.

En algunos flujos de materiales, como los metales –como el aluminio o el acero- y el vidrio, es relativamente sencillo recoger los residuos y fundirlos para convertirlos en productos nuevos. Los mismos envases de vidrio pueden recuperarse en nuevos envases de vidrio, reduciendo la cantidad de materias primas y la energía que hace falta para cerrar un ciclo en la economía circular. El metal, dice la industria, se podría reciclar indefinidamente.

Más complejo es el caso de los plásticos. Los procesos convencionales de recuperación de polímeros resultan en una importante pérdida de calidad de los materiales y de sus propiedades mecánicas. Afortunadamente la investigación avanza en este campo y busca formas de recuperación, como el reciclaje químico, que permitan cerrar el círculo de estos materiales tan presentes en nuestra vida cotidiana. La estrategia es liberar las unidades (monómeros) que forman el plástico (polímero) para poder utilizarlas en la fabricación de nuevos plásticos.

Preforma para la fabricación de botellas de plástico PET

Nature publica An engineered PET depolymerase to break down and recycle plastic bottles, otro paso en esa línea que puede ayudar a la industria del plástico a reducir su impacto y evolucionar desde un modelo de producción y consumo fundamentalmente lineal hacia un enfoque de economía circular.

No es la primera vez que se anuncia una enzima que permite convertir a una bacteria en un ser vivo capaz de “comerse” el plástico. Hasta ahora los experimentos que se habían presentado tenían una productividad muy limitada, tardando días en descomponer un pequeño porcentaje de la muestra de material tratado experimentalmente.

En esta ocasión estamos ante un sistema que permite descomponer los polímeros de PET a una velocidad mayor, consiguiendo procesar el 90% de la muestra en 10 horas, consiguiendo liberar los monómeros a un ritmo de 16.7 gramos de tereftalato por litro y hora.

Adicionalmente, los investigadores han conseguido un PET reciclado biológicamente con las mismas propiedades que el PET proveniente de la industria petroquímica. El PET recuperado de esta forma puede utilizarse para fabricar nuevos envases y llevar el material al concepto de la economía circular.

Son muchos los retos que tiene por delante esta forma de reciclaje. Desde mantener los microorganismos mejorados en el laboratorio seguros para evitar los estragos que causarían si se liberasen al medio, hasta conseguir que estos experimentos se realicen a escala industrial ¿Están dispuestos la industria del PET, los envasadores y la cadena de valor del envase a asumir el coste de este sistema de recuperación? Si se traslada al producto envasado ¿seguirá siendo atractivo el PET como alternativa a otros materiales más fáciles de recuperar y más reciclables? ¿El coste del proceso para reciclar PET compensa el ahorro que supondría reutilizar botellas de vidrio? El problema principal sigue siendo la ingente cantidad de envases de usar y tirar que cada día se ponen en el mercado. Sin rechazar los avances que pueda traer la investigación y el desarrollo tecnológico, reducir su producción y consumo, sustituyéndolos por envases reutilizables cuando sea posible, son pasos más rápidos y sencillos que esperar a un milagro que solucione el problema de la contaminación por plástico.

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