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Gestión de residuos

SDDR necesario, pero insuficiente.

El proceso de revisión de la legislación sobre residuos y el reglamento para la gestión de residuos de envases está dejando un intenso debate sobre distintas cuestiones. Asociaciones, grupos de presión, técnicos, activistas, empresarios y políticos están inmersos en el juego de dar respuesta a las demandas sociales, los impactos y los requerimientos de las directivas europeas.

Una de las cuestiones claves es la reticencia histórica a la implantación de sistemas de depósito, devolución y retorno (SDDR). La normativa europea de residuos establecía que podrían aplicarse a cualquier tipo de producto que con su uso se convierte en residuos, incluidos los envases de usar y tirar. Pero en España distintos grupos de presión han gastado mucho dinero en pervertir el debate sobre esta forma de asumir la responsabilidad ampliada del productor.

Las reiteradas recomendaciones europeas al respecto, el marco establecido por la directiva de plásticos de un solo uso y ejemplos como el del vecino Portugal abren un escenario favorable para que la legislación nacional favorezca, definitivamente, los sistemas de depósito devolución y retorno para determinados tipos de envases.

Y no sólo eso. Cada vez tenemos más claro que los envases de usar y tirar son una amenaza a los ecosistemas del planeta y a la salud de las personas que lo habitamos. Sin olvidar sus impactos económicos y sociales.

Así, en la carrera hacia la nueva legislación los distintos agentes han ido tomando posiciones. Y corremos el riesgo de que se nos plantee la consecución de algún tipo de Sistema de Depósito, Devolución y Retorno, como un gran logro. Que una gran marca de las que ha estado presionando para evitar su implantación en España o que un conjunto de distribuidores de productos envasados decidan ponerse de las organizaciones que promueven los SDDR, en lo que tratarían de vender como un giro hacia la sostenibilidad.

Las señales están sobre la mesa. Tenemos a quienes firmaban estudios sobre lo caro y perjudicial del SDDR en eventos organizados por entidades que eran favorables al SDDR. A Ecoembes y otros agentes contrarios a la recogida con máquinas de SDDR reinventando la rueda e instalando esas mismas máquinas en una versión pervertida del SDDR (que llaman SDR y utilizan para fomentar el consumo de envases de usar y tirar)…

Hace años que el sector del envase de usar y tirar cuenta con estudios y contra estudios de lo que realmente cuesta o no, cómo afecta a su cuenta de resultados la distribución de costes en función de los sistemas de recogida y tratamiento. Y tienen descontado el coste de implantar SDDR, en el que saben que tendrán que incurrir antes o después, pero siguen en la lucha de aplazarlo y adaptarlo a sus intereses concretos: vender cada vez más envases de usar y tirar lo más barato que sea posible.

Hemos puesto tanto foco en la reclamación de sistemas de depósito, devolución y retorno, que corremos el riesgo de que ahora, quienes se lucran vendiendo envases de usar y tirar llenos de plastificantes y bisfenoles, se pongan la medalla verde por apoyar estos sistemas.

No podemos perder de vista que esos plastificantes y bisfenoles seguirán contaminándonos, con independencia de si se venden sujetos a un SDDR o no. Tampoco olvidemos que el problema es la cantidad de envases de usar y tirar que se ponen en el mercado. Y los modelos lineales de producción y consumo a los que dan servicio esos envases.

Si queremos reducir la contaminación por plástico la prioridad tiene que estar, en línea de la jerarquía de residuos, en la prevención: menos envases de usar y tirar. Y el siguiente paso debería ser la reutilización: sustituir los materiales que no puedan reutilizarse por otros que sí lo son. Estas dos medidas son, en el momento que vivimos, las claves que deben marcar la normativa sobre envases y residuos de envases.

Los sistemas de depósito, devolución y retorno, siendo muy interesantes y necesarios, llegan tarde a España y son insuficientes para frenar el drama que los envases de un solo uso han causado a nuestra economía local, nuestros ecosistemas y nuestra salud.

Afortunadamente tenemos un espejo al que mirarnos. Portugal acaba de aprobar normativa con medidas concretas. Objetivos bastante interesantes que cualquier país medianamente preocupado por mejorar la gestión de sus residuos y cumplir con los objetivos europeos debería ser capaz de asumir como propios e incorporar –cuando no ampliar- en su normativa.

En particular, el país vecino:

  • Establece que las grandes áreas comerciales deben utilizar áreas debidamente señalizadas dedicadas a comercio de bebidas en envases reutilizables y productos a granel.
  • La implantación de un sistema de depósito para envases plásticos de bebidas no reutilizables, vidrio, metales férreos y aluminio.
  • A partir del 1 de enero de 2023, los refrescos, zumos, cervezas, vinos y aguas minerales destinadas a consumo en establecimientos del sector HORECA, tendrán que utilizar usen envases reutilizables.
  • A partir del 1 de enero de 2023, los distribuidores y minoristas que venden estos productos en envases no reutilizables, deberán poner a disposición la misma categoría de productos en envases reutilizables.
  • En establecimientos del sector HORECA se obliga a ofrecer a los clientes un recipiente con agua del grifo para el consumo en el lugar, sin cargo o coste alguno.
  • Se obliga a los establecimientos que ofrecen comida rápida lista para comer a aceptar que sus clientes utilicen sus propios envases, al igual que los establecimientos minoristas que venden productos a granel.
  • A más tardar el 1 de enero de 2025, al menos el 20% del volumen anual de bebidas comercializadas deberá estar envasado en envases reutilizables.
  • A más tardar el 1 de enero de 2030, al menos el 50% del volumen anual de bebidas comercializadas deberá estar envasado en envases reutilizables.

Sí, estaría bien que la futura ley de residuos favoreciese que cualquier producto que con su uso se convierta en residuos (sean envases, textil, aparatos electrónicos, neumáticos, colchones…) se comercialice mediante sistemas de depósito, devolución y retorno. Pero para resultar eficaz debe incluir objetivos concretos de prevención y reutilización. A ser posible no sólo de envases.

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