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Consideraciones para el debate sobre el plástico

Entre los muchos retos que enfrentamos hoy en día está el problema del plástico. Un material versátil y para el que es difícil encontrar alternativas en algunos usos, pero que está vinculado a grandes impactos ambientales, sociales y económicos. Con todo, el principal ámbito de preocupación es el que tiene que ver con los impactos que los plásticos sintéticos generan sobre la salud de las personas.

A pesar de las evidencias disponibles y de la posibilidad de utilizar diferentes alternativas resulta complicado debatir sobre el plástico, sus impactos y las medidas a tomar para reducir los daños que causa su uso indiscriminado en ámbitos donde existen alternativas.

Los usos del plástico.

Son muchos los intereses que hay alrededor del plástico y es una industria que mueve mucho dinero en diferentes ámbitos. Implica desde la extracción y el refino del petróleo a la automoción o la distribución de productos envasados.

Y esta es una de las primeras cuestiones a tener clara. Hay muchos usos diferentes. En algunos no encontramos alternativas para el plástico y en otros las hay y se conocen ampliamente. Hay plásticos que se fabrican para durar largos periodos de tiempo y otros que son de usar y tirar.

Así pues, vamos a los datos. Los de la propia industria, recogidos por Plastics Europe, dicen que la producción mundial de plástico en 2022 era de 400,3 Mt aumentando desde las 370.5 Mt de 2018.

Gráfica que muestra el aumento de la producción de plásticos hasta 400,3 Mt en 2022

Partiendo de este dato hay que considerar que, al menos en Europa, el 39% del plástico se destina envases y embalajes. Es algo relevante porque cuando iniciamos cualquier debate sobre el plástico de usar y tirar rápidamente alguien vendrá a recordar que en entornos médicos es muy relevante disponer de plásticos de usar y tirar para garantizar la seguridad e higiene de determinadas intervenciones. Nadie lo discute. El debate está en esos otros usos relevantes y significativos donde podemos sustituir el plástico por alternativas.

Gráfico con el desglose de usos del plástico en Europa. El 39% a envases, el 23% en edificios y construcción, 8% en automoción, 6% en electricidad y electrónica, 4% en agricultura, ganadería y jardinería...

Análisis de ciclo de vida.

La siguiente cuestión es cómo podemos decidir si es mejor utilizar plástico u otros materiales ¿Son mejores las bolsas de plástico o las de tela de algodón? Son cuestiones complejas que no admiten una solución rápida ni fácil.

En este ámbito la industria del plástico está haciendo un esfuerzo importante de propaganda y desinformación que lleva a situaciones absurdas. La constante demanda de titulares llamativos y contenidos baratos favorece que se repitan como noticias o información lo que en realidad son posicionamientos estratégicos de la industria.

Una herramienta utilizada constantemente en la argumentación son los resultados de Análisis de Ciclo de Vida (ACV o LCA, del inglés Life Cycle Assessment o Life Cycle Analysis Assessment). Un ACV es una herramienta que permite comparar el impacto que causan dos productos. Es un tipo de trabajo muy útil cuando una empresa lo encarga para tomar decisiones sobre sus propios procesos. Pero que se vuelve perverso cuando alguien lo emplea para afirmar que lo que pone en el mercado es mejor que lo de la competencia.

Lo grave es que algunas personas dedicadas a la divulgación utilizan los resultados de esos ACV como evidencias científicas. Y hay que dejar claro que el ACV no es ciencia. En el mejor de los casos, se hace siguiendo una metodología normalizada, pero ni tiene el rigor de una investigación científica ni está sujeto a los procesos de validación, refutación o publicación de los trabajos científicos.

Los resultados del ACV dependen de los datos de partida y de las condiciones elegidas para la comparación. Cambiando las categorías de impacto a considerar podemos conseguir resultados muy diferentes. Y eso se decide en función del interés de la empresa que contrata el trabajo. Si queremos afirmar que el plástico tiene menos impacto que el algodón el ACV nos permitirá hacerlo siempre y cuando elijamos categorías de impacto favorables al plástico y obviemos aquellas en las que el análisis perjudicaría a este material.

El argumento de autoridad.

El siguiente ámbito donde se trata de pervertir el debate es la autoridad. Rápidamente los defensores del plástico sacan a relucir que una universidad o un gobierno ha dicho o hecho algún estudio. La cuestión no es quién firma el trabajo. Como planteo para el ACV, lo importante es la pertinencia de los datos y las condiciones elegidas para realizar el estudio.

En España tenemos el lamentable ejemplo de cátedras universitarias financiadas por distintos agentes del plástico de usar y tirar (desde Coca Cola a Ecoembes) que publican trabajos con titulares favorables a esos agentes. Y que utilizan el argumento de autoridad de la universidad.

Uno de los que claman al cielo es el que se sigue empleando para justificar que el sistema de depósito, devolución y retorno de envases es más caro que el contenedor amarillo para recoger residuos de envases. En ese estudio había premisas que falseaban el resultado. Pero también sumas mal realizadas. No hablo de complejos estimaciones matemáticas. Son sumas sencillas que falsan el resultado para justificar lo que interesa a quien paga el trabajo.

estudio modelo de gestión de envases valencia

Este es sólo un ejemplo de que el sello de varias universidades estampado en el trabajo no aporta ni rigor al trabajo ni credibilidad al resultado. Porque se utiliza para confundir la parte por el todo. El sello de la universidad disfraza que el texto es un encargo de una empresa, con intereses concretos, a un grupo de personas particular cuyos ingresos y posibilidad de trabajar en la universidad depende de la aportación de esa empresa a la cátedra, el departamento o el proyecto que hace el informe o el ACV de turno.

Pero el divulgador de turno aireará los resultados del informe y utilizará como argumento de autoridad el sello de la Universidad. Posiblemente sin leer el informe ni analizar las operaciones matemáticas con las que se llega a un resultado tendencioso.

Falta de estudios en contra de los argumentos de la industria.

Otra de las claves de cualquier debate con la industria del plástico es el argumento de los estudios. La industria tiene las memorias de la patronal, de los distintos sectores, de grandes fabricantes y distribuidores, de asociaciones… y una creciente colección de ACV. Un arsenal completo desde el que bombardean con tablas, gráficos y mapas ¿Qué tienes tú?

La cuestión clave aquí es que el ACV se ha pagado para tratar de evidenciar que el plástico es la mejor alternativa en un contexto concreto. Lo pertinente es acceder al ACV y analizar cómo se ha llegado a esa conclusión. Normalmente no hace falta un ACV en contrario. Basta con repasar el origen de los datos y las premisas elegidas para llegar al resultado obtenido.

¿Quién va a encargar un ACV para desmontar algo que un niño de primaria puede comprobar con una calculadora? Vamos un ejemplo concreto. Publicado en 2018 por “The Danish Environmental Protection Agency” el “Life Cycle Assessment of grocery carrier bags” es utilizado frecuentemente como argumento para justificar que el plástico es el mejor material posible para las bolsas de la compra. En 2019 Parkpoom Kometsopha se tomó el trabajo de revisar el trabajo y explicar cómo se había llegado al resultado en “Breaking down the Danish study on the environmental impacts of grocery carrier bags”.

Da igual quién firme o publique el trabajo. La clave del resultado está en qué se define como bolsa para el caso del plástico y para el resto de materiales. Algo tan sencillo como definir un tamaño o una capacidad diferente, argumentando que se necesitan dos bolsas de algodón para transportar la misma cantidad de producto que se transportaría en una de plástico, multiplica el impacto estimado para la de algodón. Eso sin entrar en la pertinencia de las categorías de impacto estudiadas.

No necesitamos un ACV para argumentar lo contrario que se dice en ese ACV. Necesitaríamos que la organización que lo ha publicado reconociese que contiene premisas que no son adecuadas para tomar decisiones. Y que lo retirase.

Es lo que ocurriría, por ejemplo, si alguien pudiese demostrar ese tipo de errores en el trabajo científico que evidencia que en España apenas se recuperan un 15% de los residuos de envases de plástico que se ponen en el mercado.

Este trabajo científico pone en cuestión otra de las premisas utilizadas en los ACV sobre el plástico: cifras mágicas de recuperación y reciclaje que no se corresponden con la realidad ¿Cómo se recicla el 75% de los envases de plásticos en un sistema de recogida que solamente es capaz de recuperar el 15%?

El agua de grifo.

Con frecuencia el objetivo es centrar el debate en el reciclaje del plástico. Pero el verdadero problema es pensar un poco más allá. No se trata de reciclar plástico de usar y tirar. Se trata de evitar el plástico en todos los usos en los que se pueda reemplazar ¿Necesitamos embotellar agua si tenemos agua de grifo de calidad? Esa es la clave del debate del plástico. Y no lo podemos perder de vista.

Sí, es cierto que el vidrio reutilizable pesa más que el plástico. Pero es un material inerte que no transfiere plastificantes al contenido ni los libera al medio cuando se convierte en residuo.

La ropa de algodón, lino o lana no liberan microplásticos en la lavadora, con lo que reducen significativamente la contaminación causada por nuestra necesidad de vestido y abrigo respecto de las prendas hechas con plásticos sintéticos.

Y sí, producir fibras vegetales y animales consume agua y ocupa territorio. Pero sabemos hacerlo de forma racional, considerando los ciclos biogeoquímos que operan en escalas temporales humanas. El plástico es un flujo lineal que transforma recursos fósiles almacenados en la corteza terrestre, en emisiones netas de gases de efecto invernadero. Mientras la agricultura, la silvicultura y la ganadería pueden fijar dióxido de carbono en el suelo y en los materiales que producen el plástico libera a la atmósfera actual CO2 que estuvo retenido durante cientos de millones de años ¿Contempla eso el último ACV sobre las bondades de las botellas de plástico?

Plástico, salud y ciencia.

Es común en las personas que hacen divulgación a cuenta de empresas con intereses en el plástico de usar y tirar apelar a la ciencia para lo que conviene a esos intereses y obviarla para lo que no.

Difícilmente verás a estas personas comentar estudios sobre los efectos del plástico en la salud humana. O los ecosistemas. Ya hemos visto que lo que llaman ciencia en muchos casos es propaganda a partir de trabajos de parte en forma, en el mejor de los casos, de Análisis de Ciclo de Vida.

La ciencia, constantemente, nos recuerda que el impacto más acuciante del plástico es sobre nuestra propia salud.

Nicolás Olea nos recuerda que el nivel de exposición actual a químicos procedentes de los plásticos que nos rodean es inédito en la historia de la humanidad y no tenemos información fehaciente de cómo eso está afectando al desarrollo de nuestros hijos.

Leonardo Trasande ha estimado los costes, en términos de pérdida de productividad y gasto sanitario, que causan algunas de las sustancias presentes en plásticos que podrían ser fácilmente sustituidos en nuestro día a día.

La evidencia científica, resumida mal y pronto, dice que los plásticos nos están matando y que urge dejar de utilizarlos cuanto antes en todos los usos en los que sea posible. Pero la industria sigue practicando estrategias de distracción para aplazar medidas que podrían afectar a su cuenta de resultados.

Por eso es importante, cuando participes en debates sobre el plástico, tener clara la estrategia con la que te van a hacer perder el tiempo: ACV, argumentos de autoridad, datos mágicos de reciclaje. Pero la ciencia va por otro lado: evidencia de que el reciclaje solamente llega a una ínfima cantidad de los plásticos puestos en el mercado y que los efectos sobre la salud son cada vez más inquietantes.

Es bueno que exista debate y diálogo sobre un problema tan acuciante. Pero no podemos caer en la trampa de la desinformación y el juego de las falsas noticias. Tenemos que tener claro que el problema está en la propaganda de un material cada vez más denostado.

¿Alguna propuesta al respecto? ¿Se te ocurre algo que se pueda hacer desde este espacio para mejorar la información sobre el plástico o la gestión de sus residuos?

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