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Empresa responsable

¿Cómo vas a salvar el planeta si no sabes separar tus residuos?

Me encantan los lugares comunes. Me permiten estar a salvo en situaciones complejas que no sé manejar. Me llevó mucho tiempo, pero aprendí que se puede estar horas transitando lugares comunes sin molestar a nadie. Es una gran estrategia para evitar conflictos, esquivar situaciones delicadas y, sobre todo, quedar bien en cualquier escenario.

Para mi fortuna uno de los lugares comunes en mi ámbito es, precisamente, la gestión de residuos. Me encanta encontrar a gente debatiendo sobre qué tiran o no al contenedor amarillo. Con frecuencia me muerdo la lengua y evito entrar en profundidad. Pero en ocasiones aprovecho para abrir brecha y llevar la conversación a otros terrenos.

Lo que me preocupa, cada vez más, es que la separación de residuos sea un lugar común entre profesionales del sector de la “sostenibilidad”. Y me inquieta ver gente con responsabilidades en la materia que no tiene ni idea de qué pasa con los residuos que deja en la papelera de su oficina. Es lícito y legítimo. Pero no debería ser algo de lo que presumir en una sesión de trabajo.

Por supuesto: todos tenemos nuestras contradicciones. Pero también está aquello de darse tres vueltas por la propia casa antes de salir a arreglar la de los demás. Y está claro que no todo el mundo tiene que saber de todo. Pero… ¿Cómo de importante es para tu negocio que tus trabajadores no sepan de aquello a lo que se dedican?

Se nos llena la boca con expresiones grandilocuentes sobre las partes interesadas, el triple balance y la cadena de valor. Pero no tenemos claro dónde deberíamos tirar la servilleta de papel con la que jugueteamos mientras charlamos en el aperitivo posterior a la presentación de la estrategia de sostenibilidad corporativa.

Y es preocupante que ignoremos cómo funciona el sistema de recogida de residuos que utilizamos todos los días al tiempo que diseñamos estrategias corporativas para ayudar a grandes empresas cotizadas a salvar el mundo.

Esto nos lleva a incoherencias como confundir reciclaje y recogida selectiva, a obviar que para reciclar más se necesitan más productos de usar y tirar o a tener una percepción errónea de qué es la economía circular. O a evidenciar que se conocen las soluciones, pero no se quieren aplicar haciendo publicidad que no es coherente con el modelo de negocio. Por no hablar de modelos de negocio que se presentan como solución siendo parte del problema.

Me encantan los lugares comunes. Evidencian que no tenemos otra forma mejor de conectar, que no podemos ir directamente el grano. Son una forma genial de rellenar ese abismo que nos separa y que tenemos que transitar para empezar a entendernos.

¿Hablábamos de distribución de bebidas? La solución está encima de la mesa y es conocida desde mucho antes de que fuésemos conscientes del problema de la contaminación por plásticos: envases reutilizables de vidrio retornable. Todo lo demás es greenwashing y retardismo, mucho basado en chapuceros estudios de los que también podemos hablar largo y tendido.

Por lo de dónde se tira cada cosa… no te preocupes, lo tienes resuelto en la ordenanza municipal. La de Madrid ha cambiado para racionalizar la respuesta y hacernos la vida más fácil. Te recomiendo que te quedes con ese modelo.

Si te lías o necesitas que te explique por qué el nuevo modelo de recogida de residuos de Madrid es de los menos malos desde el punto de vista técnico, legal y, sobre todo, para conseguir resultados con el usuario final, me llamas y te lo cuento.

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