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Gestión de residuos

No sabemos contar botellas.

Que tenemos un problema con los datos de gestión de residuos no es nuevo. Las cifras oficiales se asumen como tales. Pero cada vez que se pone la lupa en el detalle saltan las alarmas. La cuestión es que el despliegue de soluciones para frenar la acuciante contaminación por plásticos depende de la fiabilidad de unos datos ampliamente cuestionados.

¿Estamos cumpliendo los objetivos de recogida separada de botellas de plástico que se establecieron en el artículo 59 de la Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular?

El objetivo era (a más tardar en 2023) recoger de 70% en peso, respecto al introducido en el mercado, de las botellas de plástico de un solo uso para bebidas -de hasta tres litros de capacidad-, incluidos sus tapas y tapones, con objeto de destinarlas a su reciclado.

La polémica está servida. Porque la falta de cumplimiento implicaría la implantación, en el plazo de dos años, de un sistema de depósito, devolución y retorno de envases.

¿Estamos recogiendo separadamente y destinando a reciclado el 70% de las botellas de plástico? La respuesta corta es no. Pero la triste realidad es que no tenemos un dato cierto sobre cuantas de las botellas puestas en el mercado se han recuperado. Y mucho menos cuales de ellas se han destinado a reciclaje.

La primera dificultad para contestar a la pregunta es que no tenemos publicados los datos de gestión de residuos de 2023. En el mejor de los casos las estadísticas oficiales, estando en octubre de 2024, nos informan de lo que pasó en 2021.

Vamos a los datos. Según la Memoria Anual de Generación y Gestión de Residuos de Competencia Municipal. 2021 se recogieron selectivamente 889116 toneladas de envases mezclados. Por su parte las instalaciones de triaje, las que tratan el 70% de la basura que se recoge mezclada, consiguieron recuperar una cantidad equivalente (860000 toneladas) de materiales para reciclar. Esta cifra no habla de botellas, pero dibuja un escenario preocupante: la recogida selectiva atiende, en el mejor de los casos, al 50% de los materiales que debería recibir.

Buscando detalle y actualidad podemos acudir a datos locales. Así, la Memoria Actividades de la Dirección General del Parque Tecnológico de Valdemingómez 2023 pone de manifiesto que en esta instalación solamente el 36% de los residuos de envases proceden de la recogida selectiva. Por otro lado, de unas 156278 toneladas de residuos de envases recogidas se consiguen recuperar 77289 toneladas de materiales. Un 49%. No podemos asimilar estos datos a botellas, pero queda muy lejos del 70%. Más todavía si tenemos en cuenta que las cifras se refieren a los envases que entran en la instalación. No sabemos qué porcentaje representa de los comercializados.

El problema de fondo es un creciente consumo de plástico de usar y tirar que impacta en todos los límites planetarios estudiados. Y, muy especialmente, en la salud de las personas. La lista de falsas soluciones crece día a día. El sector petroquímico y la distribución de producto envasado van de la mano en su lucha contra las soluciones reales, que se siguen aplazando por el impacto que pudieran tener en sus cuentas de resultados.

Gran parte de la contaminación por plástico se la debemos a los envases de usar y tirar. Suponen, según la propia industria, el uso mayoritario de todos los polímeros que se producen en la actualidad.

Existen varias formas de abordar el problema desde todos los puntos de vista de la sostenibilidad. La cuestión tiene consideraciones sociales, ambientales y económicas. Desde la concentración de riqueza y poder en las manos de las empresas petroleras y los grandes distribuidores de alimentos, a la contaminación de todos los ecosistemas por restos de envases o la presencia de microplásticos en el cuerpo humano.

Un drama al que contribuyen varios agentes con diverso margen de actuación. Por ello una de las soluciones más interesantes, sobre la mesa desde la década de 1990, es la responsabilidad ampliada del productor: quien ponen en el mercado un producto toma decisiones que determinan los residuos que genera su modelo de negocio. Así los distribuidores de producto envasado eligen si utilizan plástico de usar y tirar o materiales reutilizables. Y por ello se les obliga legalmente a hacerse cargo de los residuos de envases.

La evidencia demuestra que este principio, que lleva más de dos décadas aplicándose, está lejos de haber solucionado el problema. Y el baile de datos está en el centro de la polémica: si no sabemos cuántos envases entran al mercado no podemos asignar adecuadamente la cantidad de residuos de envases de los que se tienen que hacer cargo los responsables de su puesta en el mercado.

Tratando de afinar para los envases de plástico, hemos sabido de los problemas de la contabilidad del plástico por un informe sobre los Ingresos de la UE basados en los residuos de envases de plástico no reciclados:

concluimos que la comparabilidad y la fiabilidad de los datos utilizados a efectos de los recursos propios eran insuficientes. Esto también repercute en los datos que se utilizan para informar sobre la consecución de los objetivos de reciclado que fija la Directiva relativa a los envases y residuos de envases

Llama mucho la atención la diferencia entre la cantidad total de residuos de envases de plástico no reciclados que se estimaban en 2021 y las cantidades finales presentadas en los estados anuales para 2023. Sin ser el peor país de la foto, España había previsto 775943 toneladas. El resultado fue sensiblemente superior: 962184 toneladas. Una desviación de un 19%.

En cuanto a lo que nos ocupa, los datos de reciclaje, en ese documento se recogen las tasas de reciclado de envases de plástico comunicadas para 2021. El dato para España es del 46%.

Efectivamente, no podemos asimilar esto a botellas, es una referencia para el total del plástico envase. La cuestión es que no estamos contando las botellas recuperadas para reciclaje y nos veremos en una estimación similar para decidir cómo estamos en cuanto al cumplimiento del objetivo ¿Podemos permitirnos un margen de error cercano al 20%?

La última evidencia sobre los fallos del sistema de gestión de residuos de envases es un experimento para el seguimiento, esta vez sí, de botellas depositadas en distintos puntos de recogida separada de envases. El resultado: la mayoría de las botellas recogidas acaban en destinos desde donde no se pueden recuperar para reciclaje.

El experimento venía precedido por un estudio en el que se asegura que solo el 36% de las botellas de plástico se recogen de forma separada en España.

A falta de un dato formal de botellas puestas en el mercado, botellas recuperadas en el contenedor amarillo y botellas efectivamente recicladas, sí podemos afirmar que los datos públicos y publicados invitan a pensar que no estamos cumpliendo el objetivo del 70%

¿Cómo podemos resolver la polémica y saber cuántas botellas se ponen en el mercado y cuántas se recuperan? Con un sistema de depósito, devolución y retorno. El problema es que no lo tendremos sin los datos que permitan activar la previsión del artículo 59 de la ley de residuos. Hecha la ley, hecha la trampa.

Envasadores y distribuidores de producto envasado crearon Ecoembalajes España S.A. como instrumento para evitarse costes y lavar la imagen del envase de usar y tirar. Su principal función ha sido conseguir implantar en el imaginario colectivo que se recicla mucho y muy bien.

No contamos las botellas, ni las latas, ni los envases de usar y tirar porque a la industria no le interesa. Hablarían de un volumen de negocio que tiene un control limitado. Y en el que podría estar habiendo un fraude de una dimensión que nadie quiere reconocer. De momento Ecoembes ya ha admitido que algo hay.

A base de que se cuestionen sus cifras han tirado balones fuera. Tanto es así que ya hablan de reciclaje sobre los envases declarados por las empresas adheridas y sabemos que el porcentaje no se refiere a envases convertidos en materia prima.

La cuestión es que la cantidad de envases declaradas por el sistema se parece mucho a la que entra en las plantas de clasificación de envases, obviando que, en ciudades como Madrid, esa cifra solamente responde al 36% del total de los envases recogidos. Igual no es Ecoembes, pero alguien miente.

A falta de un dato de envases puestos en el mercado, con la información de los residuos de envases recogidos podríamos estar hablando de que las declaraciones que hacen las empresas adheridas a Ecoembes tan solo estarían recogiendo el 40% de los envases efectivamente puestos en el mercado. Y esto supone un coste adicional de 1700 millones de euros al año para los municipios que tienen que hacerse cargo de los residuos que no asume Ecoembes.

Así las cosas, no deberíamos esperar más. Conocemos el problema, tenemos claro el diagnóstico y sabemos de soluciones que funcionan. Podemos seguir perdiendo el tiempo con falsas soluciones o empezar a avanzar.

Tanto si queremos mejorar las tasas de reciclaje de envases como si queremos aclarar los datos necesitamos cambiar el sistema de recogida. No podemos seguir el ritmo de los negacionistas y los retardistas en un asunto en el que, entre otras muchas cosas, nos jugamos nuestra salud y la de nuestros hijos.

Una respuesta a «No sabemos contar botellas.»

Impresionante…
Totalmente de acuerdo con el artículo.
Ecoembes y todos a los que representan, llevan años robandonos. Ya les vale.

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